miércoles, noviembre 29, 2006

Por Frodo

A ver si me echáis una mano y me ayudáis a elegir el nombre que le pondré a mi próxima hija, hijo o… perro. Hay un pueblo en Burgos, Huerta del Rey, que ha entrado en el famoso Libro Guinness de los Records, sección Varios, por tener el mayor número de nombres ‘raros’ de un municipio. No me extraña viendo la lista. De estos escogeré alguno singular como Austringiliano, Aproniano, Baraquisio, Crescenciano, Ediltrudes, Epigmenio, Exuparencia, Ridícula (quizás vieron el miembro nada más nacer el bebé y se aventuraron a predecir su vida sexual futura), Filadelfo (el de los quesos), Fredesvinda, Gláfira, Hieronides, Ignacia (musa del grupo Nacha Pop), Leocricia, Leonilo (que no ‘leonino’ ), Luzmila, Mamerto, Marciana (la chica no fue reconocida por nadie y le atribuyeron este nombre), Medardo, Merenciana, Neferesto (Nefer-lo-otro, al pobre lo vuelven loco de aquí para allá), Nicanor, Onesiforo, Prilidiano, Procopio (a este niño le dijo su profesor que las cosas no había que estudiarlas de memoria, y respondió él: “si no estudio, pro copio”), Sandalio (cuidado y no le piséis), Sergia, Sindulfo, Trinorides (ahora bajo en calorías) o Virísima.
También hay otros nombres que yo creo son en realidad elementos no descubiertos de la tabla periódica, como Filogonio, Glicerio, Herón, Isacio, Lupicinio, Orolio, Petrolo, Troadio, Walfrido y Zenón.

Pero tras mirar la lista con una amiga del trabajo, está claro que mis favoritos son ‘Toptisa’ para chica y ‘Bungurdófor’ para chico. Este último no me digáis que no mola. Si parece que con ese nombre debes de ser de la dinastía de los reyes de Góndor, cuanto menos: Bungurdófor, de Góndor, hijo de… su padre y de su madre.

No sé que es peor, llamarse como se llaman esta gente de Huerta del Rey o los padres de esta gente que les pusieron esos nombres. En fin, que sean felices. No me extraña que pasen esas cosas en Burgos, sabiendo que allí está también el pueblo de "Villamudria" (coña personal...)


Me dice un amigo, por ese fantástico programa llamado Skype, que Britney Spears y Paris Hilton están haciendo muy buenas migas (no sé si también sopas perotas), y que ya se están intercambiado secretitos y consejos. Entre esos consejos, parece que Paris le ha debido decir algo para que los periodistas, con sus preguntas y ataques continuos y a la yugular, no vuelvan a pillar a la pobre Britney en bragas. Viendo de qué se trata el consejo, no creo que sea la mejor forma, pero al menos de así Britney se muestra tal y cómo es, mostrando todo lo que tiene a sus fanes. Por cierto, es curioso, pero en Google hicieron en su momento una recopilación las formas en que la gente escribía ‘Spears’ para buscar algo sobre la Britney y salen cosas de todo tipo.
Ya lo decía aquél: “Tienes al alcance de tus dedos la mayor suma de conocimientos de toda la humanidad y lo único que se te ocurre es buscar «Britney Spears»”.


No sé si Gallardón ve House o el doctor House ve a Gallardón, pero pocas veces un gesto tan borde y de ignorancia me ha gustado tanto como éste. Impagable la cara de Esperanza Aguirre. Bueno, impagable por ella seguro, porque como no llega a fin de mes...
Se dice que el mayor desprecio que puedes hacerle a alguien es ignorarlo. Fantástico. Bravo Gallardón, yo te votaría para que estuvieras en el ayuntamiento de Madrid toda la vida. Me encanta este hombre, cómo habla, cómo razona y cómo mete las puyas cuando quiere, un crack. Por cierto Alberto, gracias por las camisetas...


sábado, noviembre 25, 2006

Lo mejor es no caerse

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Por si algún día tropezáis con alguna piedra que os haga caeros desde una altura considerable, ahí van 10 consejos que pueden que os salven la vida en esas situaciones. Sacada la traducción de la web de Microsiervos (blog de visita diaria obligatoria):

  1. 1. Intenta frenarte un poco, maximizando la superficie para crear más rozamiento. (Lo cual puede servirte de poco a menos que te hayas caído de un avión. Hay mucha física en el desafío a la ley de la gravedad.)

  2. Encuentra un buen lugar para caer. Cemento, tejados y superficies (ejem) «inflexibles» son malas. Nieve, agua, vegetación y árboles son menos malos. Si caes al agua, también buscar un buen ángulo de entrada, pues si a veces duele el pecho al caerse plano, hacerlo desde una altura considerable puede matarte, como si te estrellaras contra una pared de cemento (la tensión superficial del agua).

  3. Dirige un poco tu caída (en plan superman, literalmente). Sobre todo si caes desde un avión. El tiempo de caída puede estar entre 1 y 3 minutos, lo suficiente para poder “volar” hacia delante y recorrer un par de millas y caer en algún sitio menos ‘hostil’.

  4. Dobla las rodillas.

  5. Relájate (aunque puede resultar un poco dificilillo). Si estás muy tenso, los músculos no absorberán parte el impacto y sí lo harán los órganos internos en su totalidad.

  6. Cae con los pies por delante. Independientemente de la altura, los pies por delante. Cuanta menor sea la superficie, mayor energía absorberán pies y piernas y se llevarán lo peor del impacto. Y los dos pies al mismo tiempo. Por ‘fortuna’, el caer con los pies por delante es algo instintivo, así que ayuda a tu instinto a salvarte la vida.

  7. Y con los tobillos si es posible. Con los dedos apretados fuertemente.

  8. Protégete la cabeza. Usa los codos para proteger la mayor parte de la cabeza y posiciónalos de la mejor manera según veas que vas a impactar contra el suelo.

  9. Controla la orientación de tu cuerpo. Tras el impacto inicial lo mejor es intentar girar para caer de lado o de espaldas. La idea es distribuir las fuerzas. (Probablemente te rompas todos los huesos, pero la idea es sobrevivir).

  10. Consigue ayuda médica inmediatamente. (Hey, ¡gran idea!) La web original dice que si sobrevives a la caída, incluso puedes creerte que estás bien físicamente, con algo roto pero bien. Cuando quizás tengas lesiones internas que acaben por desangrarte y matarte. Por eso aunque te sientas bien, hay que ir al hospital.


La moraleja de la página original, según sigue el post de Microsiervos, es:

“La gente raras veces sobrevive a caídas de más de 30 metros, y la mortalidad también es bastante alta para caídas de incluso 8 ó 10 metros. Lo mejor es no caerse.”


Ea, ya sabéis todo lo necesario para intentar no mataros si os caéis de muy alto. Así podréis cumplir el dicho y volver a tropezar con la misma piedra la próxima vez. Suerte en vuestra próxima caída.



sábado, noviembre 18, 2006

Una breve historia de casi todo

‘Una breve historia de casi todo’, de Bill Bryson. Fantástico libro de divulgación científica. Científica o mejor dicho, de todo. Estoy deseando acabar de leer este libro de 600 páginas (edición de bolsillo RBA) para empezar nuevamente a leerlo, aprender más y sacar de él los mejores fragmentos e historias sobre científicos tan tímidos como Isaac Newton, que inventó el cálculo, un nuevo procedimiento de operaciones matemático, harto de los limitaciones de las matemáticas existentes; la cuestión es que por ser tan solitario y tímido no lo contó a nadie hasta veintisiete años después. Multitud de anécdotas sobre cómo los grandes científicos hicieron muchos de sus descubrimientos por casualidad; de conflictos entre ellos; colaboraciones; grandes fracasos… Pero también Bryson habla desde el universo hasta los elementos más básicos de la materia, los quarks. La composición de la Tierra, el espacio y el tiempo… Que la Estrella Polar podría haber explotado en cualquier momento de hace doscientos años hasta ahora y nosotros aún no lo sabríamos porque aún no nos habría llegado “la noticia”. Es Fascinante de de cabo a rabo, la verdad.
En uno de los capítulos del libro, se habla de qué y cómo pudieron desaparecer los dinosaurios. Los científicos que encontraron las pruebas y realizaron multitudes de hipótesis sobre la extinción. Por supuesto, está la posibilidad, casi segura, de que fue primordialmente causada por la caída de un meteorito en la península de Yucatán, México, hace 65 millones de años. Para hacernos una idea de cómo fue y cómo sería hoy un impacto similar de un meteorito contra la Tierra, Bill Bryson lo describe así:

Un asteroide o un cometa que viajase a velocidades cósmicas entraría en la atmósfera terrestre a tal velocidad que el aire no podría quitarse de en medio debajo de él y resultaría comprimido como en un bombín de bicicleta. Como sabe cualquiera que lo haya usado, el aire comprimido se calienta muy deprisa y la tem­peratura se elevaría debajo de él hasta llegar a unos 60.000 gra­dos kelvin o diez veces la temperatura de la superficie del Sol. En ese instante de la llegada del meteorito a la atmósfera, todo lo que estuviese en su trayectoria (personas, casas, fábricas, coches) se arrugaría y se esfumaría como papel de celofán puesto al fuego.
Un segundo después de entrar en la atmósfera, el meteorito chocaría con la superficie terrestre, allí donde la gente de Manson habría estado un momento antes dedicada a sus cosas. E1 meteo­rito propiamente dicho se evaporaría instantáneamente, pero la explosión haría estallar mil kilómetros cúbicos de roca, tierra y gases supercalentados. Todos los seres vivos en 250 kilómetros a la redonda a los que no hubiese liquidado el calor generado por la entrada del meteorito en la atmósfera perecerían entonces con la explosión. Se produciría una onda de choque inicial que irradiaría hacia fuera y se lo llevaría todo por delante a una velo­cidad que sería casi la de la luz.
Para quienes estuviesen fuera de la zona inmediata de devasta­ción, el primer anuncio de la catástrofe sería un fogonazo de luz cegadora (el más brillante que puedan haber visto ojos humanos), seguido de un instante a un minuto o dos después por una visión apocalíptica de majestuosidad inimaginable: una pared rodante de oscuridad que llegaría hasta el cielo y que llenarla todo el campo de visión desplazándose a miles de kilómetros por hora. Se aproxi­maría en un silencio hechizante, porque se movería mucho más deprisa que la velocidad del sonido. Cualquiera que estuviese en un edificio alto de Omaha o Des Moines, por ejemplo, y que mirase por casualidad en la dirección correcta, vería un desconcertante velo de agitación seguido de la inconsciencia instantánea.
Al cabo de unos minutos, en un área que abarcaría desde Denver a Detroit, incluyendo lo que habían sido Chicago, San Luis, Kansas City, las Ciudades Gemelas (en suma, el Medio Oes­te entero), casi todo lo que se alzase del suelo habría quedado aplanado o estaría ardiendo, y casi todos los seres vivos habrían muerto. A los que se hallasen a una distancia de hasta 1.500 kilómetros los derribaría y aplastaría o cortaría en rodajas una ventisca de proyectiles voladores. Después de esos 1.500 kilóme­tros iría disminuyendo gradualmente la devastación.
Pero eso no es más que la onda de choque inicial. Sólo se pue­den hacer conjeturas sobre los daños relacionados, que serían sin duda contundentes y globales. El impacto desencadenaría casi con seguridad una serie de terremotos devastadores. Empe­zarían a retumbar y a vomitar los volcanes por todo el planeta. Surgirían maremotos que se lanzarían a arrasar las costas lejanas. Al cabo de una hora, una nube de oscuridad cubriría toda la Tierra y caerían por todas partes rocas ardientes y otros desechos, ha­ciendo arder en llamas gran parte del planeta. Se ha calculado que al final del primer día habrían muerto al menos mil quinien­tos millones de personas. Las enormes perturbaciones que se pro­ducirían en la ionosfera destruirían en todas partes, los sistemas de comunicación, con lo que los supervivientes no tendrían ni idea de lo que estaba pasando en otros lugares y no sabrían adon­de ir. No importaría mucho. Como ha dicho un comentarista, huir significaría «elegir una muerte lenta en vez de una rápida. El número de víctimas variaría muy poco por cualquier tentativa plausible de reubicación, porque disminuiría universalmente la capacidad de la Tierra para sustentar vida».
La cantidad de hollín y de ceniza flotante que producirían el impacto y los fuegos siguientes taparía el Sol sin duda durante varios meses, puede que durante varios años, lo que afectaría a los ciclos de crecimiento. Investigadores del Instituto Tecnológico de California analizaron, en el año 2oo1, isótopos de helio de sedimentos dejados por el impacto posterior del KT y llegaron a la conclusión de que afectó al clima de la Tierra durante unos diez mil años. Esto se usó concretamente como prueba que apoyaba la idea de que la extinción de los dinosaurios había sido rápida y drástica... y lo fue, en términos geológicos. Sólo podemos haced conjeturas sobre cómo sobrellevaría la humanidad un aconteci­miento semejante, o si lo haría.
Y recuerda que el hecho se produciría con toda probabilidad sin previo aviso, de pronto, como caído del cielo.
Pero supongamos que viésemos llegar el objeto ¿Qué haríamos? Todo el mundo se imagina que enviaríamos una ojiva nu­clear y lo haríamos estallar en pedazos. Pero se plantean algunos problemas en relación con esa idea. Primero, como dice John S. Lewis, nuestros misiles no están diseñados para operar en el espa­cio. No poseen el empuje necesario para vencer la gravedad de la Tierra y, aun en el caso de que lo hiciesen, no hay ningún mecanismo para guiarlos a lo largo de las decenas de millones de kilómetros del espacio. Hay aún menos posibilidades de que consiguiése­mos enviar una nave tripulada con vaqueros espaciales para que hiciesen el trabajo por nosotros, como en la película Armagedón; no disponemos ya de un cohete con potencia suficiente para envías seres humanos ni siquiera hasta la Luna. Al último que la tenía, el Saturno 5, lo jubilaron hace años y no lo ha reemplazado ningún otro. Ni tampoco podría construirse rápidamente uno nuevo por­que, aunque parezca increíble, los planos de las lanzaderas Saturno se destruyeron en una limpieza general de la NASA.
Incluso en el caso de que consiguiéramos de algún modo lan­zar una ojiva nuclear contra el asteroide y hacerlo pedazos, lo más probable es que sólo lo convirtiésemos en una sucesión de rocas que caerían sobre nosotros una tras otra como el cometa Shoemaker sobre Júpiter... pero con la diferencia de que las rocas se habrían hecho intensamente radiactivas. Tom Gehrek, un caza­dor de asteroides de la Universidad de Arizona, cree que ni siquiera un aviso con un año de antelación sería suficiente para una ac­tuación adecuada. Pero lo más probable es que, no viésemos el objeto —ni aunque se tratase de un cometa— hasta que estuviese a unos seis meses de distancia, lo que sería con mucho demasiado tarde. […]
Como estas cosas son tan difíciles de calcular y los cálculos han de incluir necesariamente un margen de error significativo, aunque supiésemos que se dirigía hacia nosotros un objeto, no sabríamos casi hasta el final (el último par de semanas más o menos) si la coli­sión sería segura. Durante la mayor parte del periodo de aproxima­ción del objeto viviríamos en una especie de cono de incertidumbre. Esos pocos meses serían, sin duda, los más interesantes de la historia del mundo. E imagínate la fiesta si pasase de largo.

[Una breve historia de casi todo. Páginas 246-249]

Seguro que has llegado hasta el final porque el texto engancha, y es así todo el libro: no puedes parar. Pero saco este fragmento porque hace un par de semanas salió en algunos medios una noticia, aunque con poca repercusión, sobre el posible impacto del meteorito Apophis en el año 2029, como primera oportunidad, o en 2036, como segunda oportunidad de impactar contra la Tierra. La fuerza del posible impacto sería de unas 20.000 bombas atómicas, o un millón de megatones, seis veces menos de la potencia del meteorito Shoemaker-Levy 9 que impactó contra Júpiter en julio de 1994 y que sirve de “modelo” para describir las consecuencias destructivas en el fragmento que he puesto. E.Shoemaker declaró incluso que si en vez de contra Júpiter, el impacto hubiera sido sobre la Tierra "no estaríamos aquí hablando".
En el libro se dice que cada semana pasan de media unos dos objetos espaciales a una distancia bastante cercana de la Tierra para que fueran considerados peligrosos y tenerlos controlados, pero no se hace simplemente porque no ha telescopios que apuntes hacia esos lugares: hay pocos telescopios realizando esos seguimientos y el cielo es muy amplio.
Pero el Apophis sí se ha detectado, quizás hasta por casualidad. Sea como sea, se calcula que pasará a unos 40.000 km de la Tierra, es decir, entre la Tierra y la Luna. Cualquier desviación podría acabar con el impacto en la Tierra o quien sabe si contra la Luna. Y si no impacta, será uno de los mayores espectáculos de los que el ser humano podrá disfrutar. Aunque temiendo que pase de largo en 2029 y por causas gravitatorias varíe su rumbo para 2036.

Lo que más me impacta a mí, es pensar en la posibilidad de que Apophis fuera, en vez de 300 metros de diámetro, una roca de 10 kilómetros, como el Shoemaker-Levy 9, y que, en lugar de pasar cerca, estuviera totalmente confirmado que impactaría contra nosotros acabando con toda la vida conocida o la gran mayoría, en el mejor de los casos. Estaríamos hablando del fin del mundo, el de verdad, para tan sólo 23 años después, a lo sumo, 30. Qué putada.

viernes, noviembre 17, 2006

Anecdotario I

Por fin acabaron las obras del cuarto de baño de mi casa. Aleluya! Han sido molestas, pero llevaderas. También el hecho de que pase en casa poco tiempo ayuda a no haberlas sufrido mucho. Al final ha quedado bastante mono todo, el plato de ducha, los azulejos, el váter, el lavabo, la puerta que no se cierra bien, los grifos modernos.... demasiado modernos. Un solo grifo que se gira derecha-izquierda para el agua fría-caliente; dos posiciones de presión del agua… Pero yo me duché ayer con agua fría por el puñetero grifo que no había Dios que lo calibrase y ajustase bien la temperatura, sin contar las dos veces que cambió radicalmente de agua caliente a fría, sin avisar. A pique de una hipotermia, y con agujetas.

Hacer deporte no es bueno. Es una conclusión que he sacado en los últimos dos días. Tengo argumentos en los que apoyarme. Mi amigo Antonio dice que se tomó un café hace unos días, fue a correr un rato y le sentó mal el café, después de correr; por tanto, no hay que correr. Yo llevo un día de agujetas, y lo que me queda, tras jugar ayer una pachanguita de partido de fútbol con los compañeros de clase. Además tengo la yema del dedo gordo del pie derecho en carne viva y dolerme el meñique del mismo pie y no puedo casi andar; por tanto, no jugar al fútbol. Comprobado: hacer deporte es malo.
Bueno vale, quizás la cuestión es que hay que hacer más deporte y no jugar un partido de fútbol cada 6 meses y también quizás sea que la tolerancia a la cafeína de mi amigo Antonio tenga algo que ver. Pero el deporte es lo que une los dos hechos, así que algo tendrá.

Más de anécdotas. El martes al llegar a la estación de tren de mi barrio, metí el billete en la máquina canceladora y justo delante de mí hay un tío que está hablando con el guarda de seguridad de la parada. Este tío, al recoger mi billete me dice: “te están llamando”, me señala hacia atrás y lo vuelve a decir: “pe parece que te están llamando”. Ein? Miro hacia atrás y me veo al maquinista apoyado en el cristal que estaba medio bajado, como el que se apoya con los brazos y la cabeza encima sobre la parte superior de una tapia. “Qué, no sabes quién soy?” me pregunta con cara de hombre feliz. “No”. “No?” insiste. Y en ese momento todos mis familiares pasaron por mi mente, cual huella dactilar introducida en el CODIS de CSI buscando algún registro que permita identificar al individuo. “Me parece que no” vuelvo a responder. En ese momento, el tío y el segurata me miran, yo les miro, y me dicen “a mi me parece que se ha equivocado”. “Yo creo que sí”, les digo medio riendo, medio asombrado. Me vuelvo a girar para ver al maquinista y éste estaba ya subiendo el cristal y retirando la cabeza sin cambiar el careto de gente feliz. Pues vale…

A ver si me acuerdo de otra… ah sí. Como diría mi amigo Miki, “no he visto mi muerte nunca tan cerca”. El otro día al subir por las escaleras mecánicas de la estación de Torremolinos para ir al curro. Al poner el primer pie en el suelo…zas, algo o alguien me impide dar el paso con el pie derecho, se queda a medio completar el paso. Nadie me está pisando, es la punta del cordón del tennis que se ha quedado enganchado en la parte donde desaparecen los escalones…. Pensé que o se me rompían los cordones o moría ahí mismo y de forma desagradable, cual el gato de rasca y pica en aquel capítulo de los Simpsons donde el ratón le clava los pies a un escalón de las escaleras mecánicas y acaba totalmente pelado. Más o menos me vi que podía quedar así. Pero no. Se me jodió la puntita del cordón simplemente.

En fin, seguro que me han pasado más cosas, pero fijo que se me ocurren cuando termine de escribir el post. Como siempre. Por cierto, la foto es de http://www.arcticphoto.no/.
Fotazas

domingo, noviembre 12, 2006

Trazos de genios

La caricaturilla que acompaña a este post la ha hecho mi tocayo Fran, compañero de curro en las prácticas de empresa, aunque estamos en turnos distintos ahora. Cogió un post-it y con 4 miraditas hacia mí, en un plis-plas “me dibujo”. Y muy bien, la verdad, aunque dijera que podría mejorarlo si lo hiciera con más tiempo. Me lo creo, porque los dibujitos que hace el tío y que tiene allí en un folio tienen su calidad, sobre todo en resaltar los detalles: arrugas, sombras… Además, salgo mucho mejor que en casi todas las fotografías...

Siempre lo hago y siempre lo haré: sorprenderme y admirar a los que saben dibujar. Coger un lápiz, un bolígrafo y con trazos seguros, rápidos y directos, son capaces de plasmar en papel personas, animales o cosas [me acuerdo de las clases de lengua y los complementos directos] lleno de simples detallitos que hacen elevar el realismo de la representación. Yo no sé dibujar, soy nulo para ello [si hiciera una lista de todas las cosas para lo que soy nulo, sería mi mayor enemigo].
Ya sea como caricatura o como realismo puro y duro; se trata de lo mismo. Es fascinante pensar qué estarán viendo esa gente en su mente para hacer esos dibujos, ya digo, sin vacilaciones. Me remito al capítulo de los Simpsons en el que Jenny decía: “Todo el mundo puede equivocarse, para eso los lápices vienen con una goma en el extremo”. De los que me refiero yo aquellos que no necesitan esa goma al otro extremo.
Tampoco voy a seguir porque como no sé dibujar y no entiendo de arte, tampoco sé explicar con buenas palabras los procesos y los términos que pueden definirlos. Veo esos dibujos, me sorprendo y admiro esa capacidad de los autores.


La verdad que conozco a muchos que dibujan muy bien, sin contar a mi hermano que es delineante, claro. He visto, por televisión y en vídeos a muchos artistas que hacen dibujos paisajísticos complejos, ilustraciones con mucha carga de elementos y con muchísimos detalles. Pero nunca he visto nada igual a lo que hace Stephen Wiltshire, un hombre de 32 años, autista, que es considerado uno de los máximos artistas británicos”. Descubrí a Wiltshire a través del blog de ‘Ya está el listo que todo lo sabe’, uno de mis “blogs de visita y lectura diaria obligatoria”. Lo recomiendo.

Stephen Wiltshire fue un prodigio desde que empezó a dibujar a los cinco años. Su historia y parte de su trabajo viene muy bien en su página Web, que recomiendo visitar cuando uno tenga bastante tiempo libre, porque cuando pinches por primera vez en la galería de dibujos, no podrás parar de ver los 144 dibujos que se ofrecen. Son fantásticos por sí solos y tienen un nivel de detalle que ni Google Earth.
Pero lo más extraordinario es que Stephen no necesita estar delante de lo que va a dibujar mientras lo hace, ni tampoco estar horas observando el paisaje, edificio o las calles para luego dibujarlas: con un único vistazo de lo que va a dibujar es suficiente para que su mente su cerebro lo grabe y lo reproduzca como si una fotografía se tratara.
Es tan increíble que, hasta en el vídeo donde le podemos ver realizando un dibujo de la ciudad de Roma (vídeo Youtube 5min 17seg), es imposible no dudar de si lo que vemos es o no posible. También se puede ver a Wiltshire dibujando una panorámica de 360 grados de la ciudad de Tokyo (vídeo Youtube 7min 21seg) durante 7 días, basándose únicamente en su memoria.


Buscando información sobre Stephen, salen cosas como “la cámara humana” o “el Rain Man de la panorámica”, pero también he encontrado que este genio sufre el “Síndrome del Sabio” (Savant Síndrome), por lo que podría ‘encuadrarse’ dentro de los “idiot savant” (sabio idota). Estos individuos sobresalen sobre la media en capacidades como el cálculo, la memoria, la música, etc. Sin embargo, otras de sus capacidades sociales, cognitivas e intelectuales están por debajo de la media. Son sabios autistas, personas que quizás tengan problemas para relacionarse pero que son capaces de realizar actividades sorprendentes (Pixel y Dixel).

Es un topicazo, pero hay que decirlo: el cerebro humano es aún un mundo desconocido y su funcionamiento es uno de los mayores misterios de la vida. Cada día vemos, sabemos y comprobamos que hay personas con capacidades extraordinarias y fuera de lo común, pero restando el resto de capacidades “normales”. Superdotados, autistas, personas que son capaces de saber en qué día de la semana es cualquier día de cualquier año pasado, presente o futuro; personas que memorizan miles de decimales del número ‘pi’ o recordar las posiciones exactas y características de cientos de objetos dentro de una sala… Hace poco leí que es un mito aquello que usamos solamente el 10 por ciento de nuestro cerebro, pero lo que sí está claro es que no somos capaces de momento de utilizar todas las capacidades cerebrales a la vez, y que queda mucho por estudiar y por saber qué produce el desarrollo de unas y otras capacidades. Cualquier día, un equipo de científicos, médicos o quien sea, descubrirán algún producto o técnica para estimular o desarrollar el cerebro hasta límites que hoy por hoy son inimaginables. Y no hablo de superpoderes.



N.P.B. (nota a pie de blog): El post-it pone "Fran Guapo", no porque lo sea [que sí], sino que viene de "Fran El Guapo" (se le olvidó poner el "el") que me distingue a mí de "Fran El Nuevo". El 'sobrenombre' me lo puse yo [quién iba a ser si no] en un correo que escribí a mis compañeros becarios de curro. Y "Fran El Nuevo" viene, evidentemente, de que entró en la empresa después de mí, y la jefa, cuando mandaba alguna tarea o decía que algo lo hiciera Fran, preguntábamos... Fran?, qué Fran? y ella respondía, Fran El Nuevo.
Además de "Fran El Nuevo" y "Fran El Guapo", mis otras dos compañeras de tarde son "Esther con h" y Silvia/María/Susana/Laura/... depende del nombre que se le ocurra al otro compañero, este programador, que se hace llamar ICO... Qué gran turno!




viernes, noviembre 10, 2006

Momentos inevitables

Llega un momento en la vida de toda familia en el que, principalmente, la madre, se levanta un día y dice algo así como: “Vamos a cambiar el cuarto de baño”. Es algo inevitable, sabes que algún día iba a pasar… y pasa. Desde el lunes 6 de noviembre, en mi casa estamos de obras. A veces creo que el metro de Málaga va a pasar también por aquí, pero parece confirmarse que no.
Por suerte paso el tiempo justo en casa para no tener que sufrir las obras. Por las mañanas voy a la universidad y por la tarde a mis amadas prácticas de empresa […]. Lo más que estoy en casa es de 14.00 a 15.00, tiempo en el que tengo que ducharme, comer y prepararme para coger el tren de las 15.05. Y durante ese ratito, mi tío, que es quien nos está haciendo las obras, se va a su casa a comer.

En estos cinco días de obras, al menos hemos conservado el váter, aunque el lavabo haya desaparecido en combate y tenga que usar el fregadero de la cocina, ahora rebautizado a cuarto de cocina. La bañera… pobre, estuvo un día entero tirada en la calle… en fin, menos mal que mi hermana vive 4 pisos más arriba, en el ático y podemos invadirla para usar la ducha. El resto de molestias se resumen en el polvo, todo por medio, y, bueno, los 400 kilos de arena, yeso y cemento que tuve que subir el martes del portal hasta mi casa en preciosos sacos de 25 kilos. No sé si será mucho o no, pero hacer eso recién levantado no sienta muy bien, aún me duran las agujetas.
Después de subir los sacos estaba tan sudando y, con mi bañera en la calle, estuve un buen rato bajo la lluvia [cómo ha llovido estos días] para refrescarme un rato, que estaba sudando. La verdad que estar en mangas cortas parado en mitad de la calle mojándote y ver pasar a la gente con sus paraguas es gracioso, sobre todo el ver sus caras. A saber lo que estarían pensando de mí.

Aunque no ha sido la única vez que me he mojado esta temporada, tras el verano. Todas las veces que ha llovido por aquí, que ha sido en el último mes, no han sido muy fuertes (salvo la de esta última semana), y solían venir acompañadas de viento. Yo para eso prefiero no sacar el paraguas y estar peleándome con el viento y mojarme igual. No me gustan mucho los paraguas (casi pierdo el ojo derecho de pequeño por culpa de una varilla de uno), les tengo algo así como respeto-miedo. Aunque si hay que usarlo, se usan, claro. Con cuidado y sin ir como van muchos, usándolo de escudo impidiéndoles ver por donde van y que hay delante de ellos, teniéndose que apartar uno cada dos por tres, seis. Igual o peor van algunos conduciendo con lluvia, que, con los cristales empañados, sobre todo los retrovisores, se encuentra de repente a su lado o detrás de uno con un coche con las luces de posición puestas: que no se te ve, pringao, que pongas las luces cortas, aunque no sean obligatorias en días de lluvia, pero ponlas para que se te vea al menos!

La verdad que me doy cuenta que voy por ahí a veces cuasi presumiendo de que no he abierto el paraguas este año y que no me importa mucho mojarme un poco; para el ratillo que tardo de ir de mi portal al coche, o a coger el tren, de la estación a casa o al trabajo… Hay que ver de lo que se presume a veces. El refrán decía… dime de lo que presumes y te diré de lo que careces: pues de bañera; carezco de bañera por el de momento.



lunes, noviembre 06, 2006

Terrorismo en las aulas

Tres niñas de 11 años le rompen una pierna a una compañera de clase por tres partes distintas a la salida de un colegio en Ponferrada, León. Al parecer, ya la venían insultando desde el recreo donde le propinaron varios empujones y tirones del pelo. La chica lleva una semana encerrada en casa y “mal psicológicamente” según denuncian sus padres. Éste es uno de los últimos casos de “bullying”, como se denomina a esta violenta práctica entre los jóvenes escolares, aunque puede responder sin lugar a dudas a la expresión “terrorismo infantil” o “terrorismo en las aulas”.

La violencia “horizontal”, es decir, la que se produce entre los alumnos de una misma clase, ha existido siempre, si bien es cierto que solía limitarse a insultos, pequeños empujones, gritos, burlas..., una violencia psicológica, tan injustificable y condenable como la física, o incluso más. Pero con los últimos casos hechos públicos, la escalada en la gravedad de las agresiones está consiguiendo, por fin, alertar a los máximos responsables de la educación en España. La repercusión mediática de estos hechos ha convertido la violencia en las aulas en tema de actualidad y ha sugerido numerosos debates. Entre esos debates, está el que mantienen algunos expertos y sociólogos sobre si la violencia en las aulas se ha incrementado o si ‘simplemente’ lo que ocurre es que este fenómeno ha adquirido mayor visibilidad, ayudado, sin duda, por las cámaras de los móviles y otros dispositivos de grabación parecidos. Sea lo que sea, no es tolerable que cada año casi el 2 por ciento de los alumnos y jóvenes españoles sufran acoso escolar de manera constante y un 5,6 por ciento lo sufran de forma esporádica.

Pero el “terrorismo en las aulas” no se limita sólo a la violencia “horizontal”, sino que en los últimos años estamos asistiendo a innumerable casos de agresiones contra los profesores por parte de los alumnos. Según un estudio elaborado por el sector nacional de Enseñanza de CSI-CSIF, el 73 por ciento de los profesores de Secundaria ha sufrido agresiones verbales por parte de sus alumnos o de los padres de sus alumnos, y el 15 por ciento, agresiones físicas. Los resultados de esta encuesta elaborada en centros públicos de Primaria y Secundaria, demuestran que el 86 por ciento del profesorado ha sufrido falta de respeto alguna vez en su vida. El 80 por ciento de estas situaciones se han producido en el aula, frente al 12 por ciento que se han producido fuera del centro. La encuesta, además, pone de manifiesto que el 79 por ciento de los agredidos, lo han sido repetidamente, y el 8 por ciento lo sufre diariamente.

Esta situación es consecuencia de varios factores. Uno de ellos es la falta de respaldo jurídico de los profesores, quienes se sienten indefensos ante una agresión, ya que, si responden y se defienden, pueden ser denunciados y sancionados gravemente por agresión a menores, acabando instantáneamente con sus carreras profesionales.Otro de los factores es que nuestros jóvenes están haciendo gala de una absoluta falta de respeto a la autoridad docente. Los profesores no son capaces de conseguir que los alumnos se comporten en clase a través de medios “dialécticos” y, como tampoco es aceptable el uso de la fuerza por su parte, la situación acaba descontrolándose por completo.

Mucho han cambiado los comportamientos entre generaciones cercanas entre sí. No hace mucho, cuando un profesor quería cortar la actitud violenta o irrespetuosa de un alumno, solía emplear un ‘regletazo’, un cachete en el trasero o un bofetón en la cara si era algo más grave. Incluso, cuando el niño se lo decía a sus padres y éstos iban a ver al profesor, los padres le daban al maestro la razón y le animaban a que, si volvía a actuar de esa forma irrespetuosa con sus compañeros o con el profesor o volvía a ser violento con alguien, no dudase el maestro en volver a aplicarle esa “dosis” de disciplina. Ahora es todo lo contrario: pobre del profesor al que vayan a verle los padres de un alumno que diga que ha sido agredido por el maestro, porque son los propios padres los que se encaran, amenazan, insultan y agreden al profesor.

Por supuesto, esto no es una apología de la violencia de parte de los maestros, es tan sólo una muestra del giro que han dado las cosas en cuanto a las relaciones profesores-alumnos. Incluso ni siquiera se trata de un cambio en las tornas tal cual, puesto que antes los alumnos no estaban sometidos a los docentes por la fuerza física, sino que se trataban de acciones coyunturales para mantener una disciplina y un respeto que permitiera dar las clases y educar a los jóvenes. Por tanto, no hay ninguna “rebelación” del alumnado contra agresiones sistemáticas del profesorado: es una violencia gratuita hacia los profesores y otras autoridades que pagaremos todos muy caro cuando estos chicos y chicas tengan que llevar las riendas de nuestra economía, política, cultura y el resto de las actividades y ámbitos de la sociedad española.
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Artículo escrito y publicado en los diarios pertenecientes al grupo Edicosma donde realizo mis amadas prácticas de empresa de periodismo.
Sobra el aviso del /modo ironía on

sábado, noviembre 04, 2006

Indignado y sin derechos

Esta vez lo aviso al principio: es un post muy largo (3 páginas de Word) y quizás algo exagerado, pero...:

Hace dos semanas o más que no podemos recibir los canales gratuitos de la TDT. Concretamente todos menos Telecinco Sport y Telecinco Estrellas. En casa tenemos la plataforma por cable ONO. Mi madre llamó (ella es la titular y la que tiene que hacer todas la gestiones y demás) a ONO y le dijeron que es que esos canales ya no emiten. Perplejo me quedé cuando me lo dijo, muy extrañado. Aun así, tampoco le di mucha importancia: no veo ninguno de esos canales, lo más algo de Teledeporte y poquito. No es por mala calidad en los contenidos de los canales, es que últimamente no veo televisión prácticamente, y la que veo, es a determinadas horas y programas concretos. Por eso tampoco veo casi nunca la Sexta, porque el tiempo mío de televisión ya tiene decidido a qué voy a ver y dónde. En fin, un rollo que no es del todo el asunto.

Hoy, sábado cuatro de noviembre, hablando de otra cosa con mi madre salió el tema de la TDT y recordé que eso de que “no emiten” los canales por TDT ya es una trola enorme, evidentemente. Yo los recibo por la antena colectiva en mi ordenador, con una tarjeta de televisión para señal digital. Veo todos los canales en TDT, son todos gratuitos. Entonces, ¿por qué ONO no me deja recibirlos?
Le digo a mi madre que vuelva a llamar, que le digan por qué no recibimos esos canales que ni siquiera los seguimos, pero que por ser gratuitos debemos tenerlos. No cogen el teléfono en ONO el sábado… En la revista del mes de noviembre pone, en letra muy pequeñita y abajo del todo en una sola página, la 7, esto como nota informativa:

A causa de la entrada en vigor del nuevo Reglamente de Cable, en estos momentos ONO distribuye únicamente los canales de TDT Net TV, Veo TV1, Telecinco Sport y Telecinco Estrellas sin perjuicio de incorporar nuevos canales en el futuro.

Muy bien. ¿En qué consiste ése nuevo reglamento? Lo busco y encuentro en Internet noticias sobre el asunto. Entre ellas esta de cincodias.com que dice que el gobierno obligará a las operadoras de cable a pagar por emitir los canales de TDT.

¿Y qué pasa por tanto? ¿Qué significa esto? Significa que yo, usuario final, telespectador, no estoy actualmente recibiendo un servicio, unos canales que son gratuitos porque mi operador de cable no llega a un acuerdo económico con tales emisoras, que quieren cobrar por difundirse sabedores que deben ser difundidos obligatoriamente. Es decir, quieren cobrar aprovechando la obligatoriedad de ser emitidos. El Gobierno a sacado una ley que no es más que una obligación de pagar por los canales TDT, y como deben emitirlo y por tanto pagar, los canales digitales piden lo máximo que se les ocurren.

Es lícito que los operadores no quieran pagar algo que ya les obligan a emitir. Quizás, por ellos solos no los ofertarían, pues no parecen muy rentables y no parecen tampoco enganchar al gran público, pero no quieren pagar, vale. Pero yo debo recibir ese canal, por que es gratuito. No dependo de ninguna operadora ni ninguna otra empresa ni intermediario para recibir esos canales digitales. Si quiero, desconecto el cable, pongo mi antena colectiva y con los arreglos necesarios, veo CNN+ si quiero. No dependo de ONO para ver AntenaNeox, es un canal gratuito, pero lo cierto es que no veo AntenaNeox con ONO. No estoy viendo algo gratuito que debería ver sí o si.
Comprendo a las empresas y que defiendan sus intereses. Las negociaciones y los acuerdos obligatorios a los que deben llegar con los canales TDT es problema de ellas, no me incumben: salvo cuando los problemas de ellas me afectan, y yo hoy no veo AntenaNova, un canal gratuito.

He estado media hora discutiendo a grito pelado con mi madre por esto. ONO no nos está quitando un servicio, un derecho, que es gratuito, que no puede quitárnoslo porque no dependemos de ellos para tenerlo, estaba antes que ONO. Mi madre dice que es normal que no lo den porque les están obligando a las operadoras de cable a pagar por esos canales y ellos no quieren pagar y por tanto no los dan. Ya, los comprendo, pero es que sus problemas no me importan, yo quiero ver el canal 24Horas de TVE porque es gratuito y no pueden quitármelo. Hay que llamar a ONO y decirle que queremos nuestros canales gratuitos, que no tienen derecho de no emitirlos. Mi madre empieza con que si estamos con ONO, debemos estar en sus reglas y en sus condiciones. Eso estaría muy bien si tienen problemas o cambian las condiciones de los canales que pagamos por ver (FOX, MGM, Odisea, etc.), pero es que los canales gratuitos son míos y no me los pueden quitar. No pago por los canales en abierto de la TDT, pago por los otros. En estos momentos estamos pagando dinero por no ver canales que otros sí ven sin pagar ni un solo euro.

Hay que llamar a ONO y decirles que quiero los canales gratuitos que me pertenecen. Que sus problemas económicos y en los acuerdos me dan igual, a mí, como usuario final que paga su cuota mensual religiosamente.
Mi madre dice que también para qué queremos esos canales gratuitos de la TDT, si tampoco los vemos nunca y casi no los echamos de menos. Es igual, mamá, llámales y diles que porque te gusta el electro-punk-pop y el rock´n’ roll en inglés quieres el canal 40 Latino; da igual por qué, da igual el canal, da igual que no lo haya visto, da igual que no lo vaya a ver: es gratis, es un derecho y no me lo pueden quitar.

Pero si llamamos nos vana decir que no nos van a dar esos canales, que o se toma o se deja. Pues se deja, oiga, se deja. No estoy llamando amenazando con que me doy de baja si no me dan los canales gratuitos de la TDT esperando que me diga “oh, Consuelo va a darse de baja si no le pongo el canal Clan/50 TVE, vamos a dáselo, rápido!”. No, estoy reclamando un derecho que me pertenece, que no debo pagar por él. Si me dicen que o lo tomo o lo dejo, lo dejo.

Pero es que ONO nos ofrece más canales y entonces si nos damos de baja no vamos a dejar de ver la FOX, el canal de Historia, Eurosport, nacional Geographyc, Calle13, CNBC, VH1 y decenas de canales más. Pues sí, eso es. Pago por esos canales y los veo, es un acuerdo, un contrato: tú ofreces un servicio y yo pago para que me lo des. Pero los servicios que no debo pagar no tienes el derecho de quitármelos.
Efectivamente, esto poniendo a un lado de la balanza Discovery Science, TCM, CNN, ESPN, Disney Channel y otros 60 canales más, y en el otro lado unos 20 que no he visto en mi vida, pero que llevan asociado el valor de ser un derecho que no pueden quitarnos, porque son gratuitos. Está claro, mi balanza se inclina hacia el lado de los derechos, porque para mí tiene mucho más valor poder disfrutar de los derechos que el recibir un servicio pagándolo, que no tiene nada destacable: pagas-recibes.


He tenido la sensación de que mi madre estaba poniéndose del lado de la compañía porque los pobres tampoco quieren pagar por unos emitir unos canales gratuitos. Que valoraba más los servicios que la empresa privada de la que no recibe nada más que un servicio que paga, que el mantener unos derechos, por el simple hecho de que esos derechos se llaman Telecinco Estrellas y demás. Hay que luchar por los derechos, aunque darnos de baja en ONO sea un gesto inútil, no podemos estar de parte de una empresa privada que no vela por nuestros derechos, sino que juega con ellos.

No voy a ser yo quién de clases de lucha por los derechos. Como dice un amigo de forma despectiva, aunque ahora lo digo positivamente, soy un hijo y abanderado de la democracia y no puedo dar lecciones a los que han luchado por conseguir derechos verdaderamente importantes durante el franquismo y otras etapas del pasado; y si encima eres mujer, más ha habido por lo que luchar. Pero me ha molestado esa postura conformista de “si estamos en ONO tenemos que convenirnos a sus reglas”. No, ONO no domina mi vida, puedo vivir sin ellos y seguir disfrutando de mis derechos sin ellos. No gestionan mi vida, no dependo de ellos ni de ninguna empresa privada para vivir.


No sé qué pasará, pero dudo que nos diéramos de baja en ONO. No sé si otros clientes lo harán o no, si la empresa sufrirá perjuicios por las bajas masivas o nadie hará nada al respecto. Además parece que todo es cuestión de tiempo y que por ley habrá acuerdos entre esos canales de TDT gratuitos y los operadores de cable. Pero las cosas se podían hacer de otras formas. Podrían estar emitiendo esos canales mientras negocian y, si finalmente hay que pagar, pues que abonen la cantidad correspondiente al tiempo que estuvieron emitiendo y no pagaron. Y si negocian y se establece que no, que no hay que pagar, pues ya se están emitiendo sin pagar y no hay problemas, se sigue igual. Pero que en ningún caso hubieran hecho lo que han hecho, privarnos de nuestros derechos, por muy banales o intrascendentales sean: son nuestros y no pienso quedarme callado mientras me los quitan.

miércoles, noviembre 01, 2006

Deformación educacional-generacional

En julio dije dos cosas: una, que mi reloj iba tres minutos adelantado y no sabía por qué; dos, que el sistema educativo que he tenido y sufrido me ha llevado a tener que admitir que no sé inglés pese a haber estudiado el idioma durante 10 cursos, por lo menos. Sobre la primera, mi reloj, ya no va tres minutos adelantado: ya va tres minutos y 40 segundos (o casi 40). Creo que es un ritmo algo elevado de adelanto automático, aunque no creo que lo suficiente para no tener que hacer el cambio de hora (+1) el próximo mes de marzo. Respecto al segundo, al sistema educativo, ahora re-reconozco que no sé inglés ni matemáticas. Triste.

A veces lo digo de broma aunque es en parte en serio, una broma-seria, podíamos llamarle: Me metí en bachillerato de letras huyendo de las matemáticas. No voy a echarme flores ni ponerme medallas [esto se dice cuando va a ponerse medalla y a echarse flores], pero yo he sido siempre en el colegio bastante buen estudiante. Pocas veces he entendido la educación y el ir a clase, hacer los deberes, estudiar, portarme bien en clase, tener respeto a los profesores… como una imposición o como algo para recibir una compensación después (un regalo de los padres o algo). No, lo he entendido como lo que debe ser las cosas normales. Es una suerte poder aprender cada día y cada año cosas nuevas y formarse, que es al final lo que cuenta y lo que ayudará en el futuro en nuestras vidas.
Sacaba bastante buenas notas (PA – progresa adecuadamente en la EGB, notables-sobres en la ESO, 7-8-9 en bachiller, ahora en la universidad media de notable, diría yo). Era bueno en historia. Aunque no tengo una buena memoria*, lo que ayudaba a estudiármelo sólo los últimos dos o tres días antes de un examen, aunque mis compañeros no se lo creyeran. Suelo estudiar andando, dando vueltas por mi cuarto y hablando, diciendo lo que tengo en los apuntes [bueno, digo más cosas, pero si se grabasen estaría en un manicomio bajo vigilancia], escuchándome para luego en el examen recordarme. A veces un pelín de memoria fotográfica ayuda, pero no puedo decir que al tenga: recuerdo que había cosas en tales posiciones. La repetición, leyendo o escribiendo, también las uso para estudiar. No me ha ido mal.

Por desgracia, soy consciente y me lamento de un gravísimo problema que tenemos nuestra generación (espero que el problema sea generalizado y no yo el único -mal de muchos consuelo de tontos-), aunque no es menos grave que el de las generaciones que vienen detrás. El problema es que nos hemos acostumbrado a estudiar lo que ‘cae en el examen’, lo que puntúa, lo que piden los profesores para aprobar. Eso ayuda a aprobar, evidentemente, pero no ayuda a aprender como se debería. Recuerdo, desde que la escuché, a María Galiana, actriz y sobre todo profesora, decir en la radio en una entrevista que ella, de pequeña, no preguntaba a los profesores eso de “esto cae en el examen?” ni nada del estilo. Ella y los demás querían aprender lo máximo posible en cada materia. Nosotros no: vamos a por lo fácil, lo directo, lo imprescindible, lo mínimo.

Todo esto tiene relación con lo de matemáticas. También era bueno en matemáticas, reglas, multiplicaciones, divisiones (aunque jamás olvidaré que volví de un verano y se me olvidó por completo como se dividía con decimales), porcentajes, raíces cuadradas, ángulos… Pero cuando surgió entre nuestros problemas la X y sobre todo la Y, la cosa cambió. Empecé a suspender como nunca exámenes de matemáticas, incluso tuve que hacer exámenes de recuperación de los trimestres, aunque no suspendí nunca un trimestre en matemáticas (en el colegio sólo suspendí un trimestre Música, y del coraje que me dio saqué sobre los otros dos trimestres). Pasé de ser el compañero al que todos preguntaban cómo se resolvían los problemas, las cifras, a preguntarlo yo y a copiarme casi descaradamente en los ejercicios de clase. Lo pasé mal en ese curso de 2º de ESO, lo que hizo que me metiera en letras en 3º de la ESO, ya en el instituto. Aunque por el fracaso educativo colectivo que supuso aquella clase de 3º de ESO, pero exitazo en cuanto a pasarlo bien, y aconsejado por los profesores para poder seguir avanzando decentemente, me apunté en 4º de ESO en ciencias. Física, Química, Matemáticas… estaba claro. Además de saber que quería ser periodista, no podía ir por las ciencias mucho tiempo: a letras de cabeza.


Todo esto viene por los dos últimos días de clase de Empresa Informativa en la universidad. El profesor nos está enseñando el tema de las acciones de las empresas, las de la propiedad de una empresa. Porcentaje de participación, ampliaciones de capital, etc. han salido estos dos días en los que para aprender y ver ejemplos prácticos, se ponían cifras y cantidades a los supuestos: si tal tiene 50 millones de pesetas en acciones de esta empresa y se hace una ampliación de capital de la empresa y mantiene el mismo porcentaje y bla bla bla bla blaaa, bla bla, llueve sobre mojado… El caso es que había que hacer cuentas, sí, vale, eran relativamente fáciles, multiplicaciones, divisiones sin decimales, nada complicado. Salvo que llevamos mínimo cuatro años sin hacer cuentas en nada, y si las hemos hecho, usamos calculadoras, móviles o Inicio->Programas->Accesorios->Calculadora.
Casi al final de hacer las cuentas, de resolver la ampliación de capital del ejemplo práctico y ante el desastre matemático que éramos (fruto también de la poca atención, el aburrimiento, las pocas ganas, el “que lo diga otro”, etc.), el profesor dijo algo así como: “por favor, que alguien haga la cuenta con la calculadora al menos, pero que me diga el resultado bien, sólo uno, necesito creer que sabéis algo de matemáticas básicas”.
En ese momento lo vi como Fox Mulder, de Expediente X: en su despacho sentado o buscando papeles, haciendo algo, y detrás de él un póster en la pared con dos naves extraterrestres, el signo más (+) en medio y el signo igual (=) y a la derecha de la fórmula una interrogación (?), y la leyenda debajo de “I want to relieve”.


La verdad que iba a escribir este post sólo por la imagen esa del póster, pero como digo, todo tiene su por qué, aunque eso suponga contar rollos de este calibre.
Por cierto, al acabar la clase he preguntado a los compañeros si nadie iba a decirle al jugador si esto de los números y las ampliaciones de capital iban a caer en el examen: deformación educacional-generacional.


[Al final he hecho la imagen más o menos del póster, la pongo como imagen de post. Photoshop Power]



*un día escribiré un relación de momentos que recuerdo y no sé por qué. Momentos concretos de situaciones concretas, no toda la acción, ni siquiera un recuerdo nítido; sensaciones, sentimientos, recuerdo de tener recuerdos…