Sin embargo, hay que apuntarse un tanto en contra nuestra y uno a favor de esta cadena de televisión y al civismo y cordura de Holanda [nota mental: no dudar más de Holanda]. El programa en realidad no era cierto. Tampoco era una broma, en todo caso una farsa, un montaje con un fin único: concienciar a la población de que es necesario ser donante de órganos, y muy especialmente en Holanda, de riñón, pues el sistema de donaciones allí hace que cada persona dé su riñón a la persona que elija, por lo que si otra persona lo necesita y tiene la mala suerte de no conocer a nadie que se lo pueda donar, se queda sin él. La espectación mediática ha sido tremenda por parte de medio mundo. El asombro y la estupefacción generada por la existencia de un programa así se convirtió al término del programa en una avalancha de elogios hacia la cadena. La mujer que iba a donar el riñón era una actriz y no padecía ninguna enfermedad mortal que le "permitiera" donar sus riñones a nadie. Pero los tres candidatos finales sí eran pacientes de verdad, personas que mostraron en vídeos y reportajes cómo es su vida diaria de diálisis, incomodidades y mala calidad de vida. Todos, cadena, programa, la actriz y los apcientes de verdad, estaban implicados en la idea.
Los responsables del programa han hecho público que durante el programa y con la emisión de esos reportajes de los enfermos, más de doce mil holandeses llamaron para hacerse donantes de riñón, sin establecer prioridad de la persona que lo pueda recibir: una donación desinteresada, para quien lo necesite, sin más. Chapeau para el programa de BNN, sombrerazo para quienes nos damos cuenta de este "fantástico golpe de efecto", como lo llaman las autoridades holandesas, y no nos duelen prendas de rectificar y alabar la actuación de la cadena BNN, y lamentable todos aquellos que ahora llaman "broma macabra" entre otras cosas a este programa con tal de no rectificar y admitir que han sido "víctimas" de la verdadera intención de la cadena, que no era más que crear ese sentimiento de repulsa ante algo de tanta bajeza ética y moral, para luego dar a conocer más ampliamente un problema como el de las donaciones de riñón en Holanda.
Por fortuna, en España es diferente, o mejor dicho, es todo igual: no hay diferencia de órganos a la hora de donarlos. En eso sí hay que estar orgullosos de verdad, de ser el primer país del mundo con mayor número de donantes y en el que se realizan más transplantes de órganos. Aun así, hay que seguir insistiendo en la necesidad de hacerse donante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario