Creo que lo recordaré por muchos años pues es un momento que no sé porqué lo recuerdo exactamente: estaba jugando a la pelota en la calle con mi amigo Dei y, seguramente con alguien más, aunque no los recuerdos. En ese momento viene mi madre con una caja de tamaño medio en la mano. Antes de entrar al portal le pregunto para qué quiere una casa y me dice que si quiero saberla que suba a casa y vea lo que ha traído. Le dije a Dei que ahora volvía a bajar, subí por las escaleras y entré en casa. Crucé el pasillo y justo a la derecha, en el suelo y pegada a la pared, había un perrillo muy muy chico sobre uno de los cojines verdes y rojos del sofá. Esa tarde no volví a bajar a la calle y tampoco avisé al Dei de que no iba a bajar, así que espero que no se quedase demasiado tiempo esperando.
Una perrita, era una perrita. Minúscula, de supusimos no más de un mes. La perrita se la encontró mi madre en el centro de málaga, delante de una cafetería, y tras preguntar si era de alguien, la pena pudo con ella y se la trajo a casa, metida en su bolso, pues en el autobús no podría haber entrado. Tocaba pensar qué hacer con ella a partir de ahora, de cómo buscar a sus dueños y de pensar en si éstos no aparecían, nos la íbamos a quedar. Y así fue, Desi se quedó en la familia, siendo la nueva reina de la casa.
Hay muchas anécdotas que un perro da a una familia. Entre las que más recuerdo son aquella que siendo tan chica teníamos miedo que se metiera por los barrotes de la terraza y se cayera. Un día salió corriendo desde la cocina dirección terraza; mi madre salió tras ella y con suerte no recuerdo bien si la cogió o le cerró la puerta y se pegó contra el cristal. Otra vez salimos todos de casa y al volver, la perrita (en tono de regañarla) se comió 23 bombones de chocolate, de estos que se meten dentro de los calendarios de navidad hechos en cartón. Yo cogí un enfado, porque la encontré en mi cuarto, encima de mi cama armario (wow, cuasi no recordaba esa cama), con todo el calendario hecho pedacitos. El enfado fue porque el calendario me lo había regalado la madre de mi amiga Jannette y weno, uno también era pequeño y le hacía ilu esos regalos y tenerlo, y también, seguro que fue por eso el enfado, sólo me había comido un bombón (el otro se lo habría comido mi hermano). Mi madre se asustó más porque claro, el chocolate y los perros, no son buenos compañeros, dicen. Se podría haber quedado ciega de tanto azúcar o algo, pero por suerte no le pasó nada más que el empacho de bombones lógico y normal.
Desi es de todos, aunque con quien más tiempo pasa es con mi padre; es su perrilla. Él le suele dar de comer la mayoría de las veces, la saca casi siempre a la calle y pasa más tiempo con ella, pues los demás hemos tenido las clases y los trabajos por medio. Esta especie de dejarle la perra a cargo sólo de mi padre, a mi madre no le gustaba del todo porque había que colaborar entre todos, y recuerdo que siempre nos amenazaba con llevarse a la desi al Puerto de la Torre para no volverla a ver más. Al principio, y durante un tiempo largo, temíamos mucho esa amenaza y la creíamos, pero ya con el tiempo sabíamos que no lo iba a hacer nunca y pasábamos de cumplir con las obligaciones con más calma.
Otra cosa no, pero lo que es comer, mi perra ha comido siempre muy muy bien. Come comida de la que comemos nosotros, pero nunca las sobras, jamás. Se hace comida para seis personas y se le aparta de lo que haya: puchero, paella, carne con tomates, lentejas, puré de patatas.. y si no hay para apartarle, pues se le hace un hamburguesa, un filete o lo que haya. Pero nunca las sobras y ni mucho menos comida de perros. El veterinario nos ha dicho muchas veces que eso es perjudicial para ella, para su organismo, que no recibe todo el alimento que necesita: ya me dirá el tío que no recibe calcio del queso que come o si no recibe hierro de las lentejas. Está bien alimentá y es bueno para ella, porque no come anda que nosotros no comamos y aquí estamos. Por supuesto, lo del veterinario es para convencernos y acto seguido vendernos cuatro tipos de comida de perro que casualmente las vende en su tienda... no no no...
El mayor susto que nos ha dado Desi fue hace ya muchos años cuando se puso realmente enferma. Tanto que mi hermana y mi madre estuvieron turnándose cada 6 horas, día y noche, para darle un suero con una jeringuilla durante más de una semana. La veterinaria (ésta era otra que el anterior) nos dijo que no tenía esperanza alguna en ella y que podíamos tratarla, pero sin fe alguna de superarlo. pero no le tocaba irse aún. Eso fue hace ocho años, al menos.
A día de hoy, mi madre le está dando unas pastillas antibacterias o algo con la comida como inicio del tratamiento contra un quiste que tiene en una de las tetillas. El que no haya tenido cachorros ha hecho que le crezcan quistes en ese sitio y ahora tiene un bulto de piel colgando que este mes será operado seguramente. El veterinario, que de comida de animales no sabe, pero que del resto habla con mucha propiedad, seguridad, contundencia y frialdad pues es médico y está acostumbrado a que unos días las cosas salgan bien y otros no y duerme igual por las noches, nos ha contado que no deben haber muchos riesgos en la operación, pero hay que tener en cuenta que hablamos de un animal mayor, de trece años casi, al que la anestesia puede no sentarle lo bien que debería. No es lo mismo operar a un animal/persona joven que a auno mayor, evidentemente. Así que hay muchas posibilidades de que salga todo muy bien y disfrutemos a la perrilla varios años más, y hay algunas cuantas de que la entrada a la clínica sea la última vez que veamos a Desi.
Es algo que tenemos asumido para cuando llegue la operación, pero también sabemos que si sale cruz, no será un buen momento para nadie, especialmente para mi padre, quien es algo más reacio a operarla y no le gusta ni siquiera mirar cuando le han tenido que sacar sangre, pues lloraba la perrilla que daba una pena inmensa.
En fin, que este post número 300 se lo dedico a Desi, a quien muchas mañanas de verano, extrañada de que no saliera de casa pronto para ir al colegio, instituto o universidad, entraba en mi cuarto arañando la puerta y abriéndola (hace 4 años que no tengo ni pestillo en mi cuarto) y acercándose a chuperretearme las manos y que le hiciera un par de caricias, para luego irse por donde ha venido; eso sí, haciéndome levantar para cerrar la puerta, la muy puñetera. Le dedico este post 300 como cualquier a de los anteriores y los que vendrán y estará en casa con todos nosotros. El 26 de octubre cumplirá catorce años, aunque parezca que fue ayer cuando estaba en la calle jugando con Dei a la pelota y mi madre vino con una caja de cartón de tamaño medio y...
[Fotos: 1. Recién pelada - 2. Reina del sofá de tres plazas, a las 6 de la mañana cuando iba a travjar durante los veranos; no está ni para levantarse, me tenía que conformar con que movía el rabo cuatro veces y saber que me saludaba... 3. Otra foto recién pelada con su cola de plumero - 4. Bajo mi cama, asustada por el ruido de fuegos artificiales de San Juan]
jueves, septiembre 13, 2007
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3 comentarios:
Hola amigo
No te preocupes, todo saldrá muy bien, seguro que la desi tendrá muxas ganas de seguir correteando por tu casa, o sea que intentar no preocuparos! que bien de ver ya una foto suya, que no la habia visto aun. Gran post numero 300.
Un abrazo
Fran este es de tus mejores post. Ojala todo salga bien, porque lo sé por experiencia que con los perros se sufre como si fueran un hermano o un hijo. Por cierto, mi perra también hace muchas cosas de las que hace la tuya, también me viene a buscar a la cama si ve que no me levanto y también me toca cerrar la puerta. Y también es la reina de la casa, aunque mi perra si que come pienso de perro, aunque algo de la mesa también le cae.
Un saludo a ti y a Desi!!
Espero que no sea nada y que se recupere pronto...
Me has tocado un tema sensible, será un tópico, pero cuanto más conozco a la humanidad, más me gustan los perros. Ahora mismo tengo tres y a lo largo de mi vida he adoptado unos cuantos perros callejeros.
Un saludo!
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