No me valen las milongazas de las épocas de veda, de caza, de pesca, tala de árboles o uso de la ganadería para controlar una especie, porque si se hace eso deja de ser natural el proceso convirtiéndose en un proceso de tipo racional. Concretamente, racional incorrecto, generalmente.
Anoche, en el programa de radio de Milenio 3, antes de que se les fuera la olla y las ganas de trabajar y se tirasen una hora hablando de una bola verde que surcó todo el cielo de España, seguramente chatarra espacial, tenían la intención de hablar del cambio climático y otros temas relacionados. Iker Jiménez se preguntaba -sólo como él sabe hacer preguntas retóricas, es decir, de una forma que siempre hay que pensar que hay un ser extraterrestre o poder paranormal detrás del asunto- por qué el ser humano es la única especie que atenta contra su propio entorno. Fácil, ya lo he dicho: porque somos racionales, pensamos y actuamos según nuestras ideas. Y también reitero, estas actuaciones han sido por lo general y ambientalmente hablando, erróneas, equivocadas, contraproducentes, destructivas.
El equilibrio natural, el ecosistema es básicamente vida y muerte, existencia de especies y extinciones de las mismas. Pensar que el hombre, que no lleva más de cien mil años sobre la Tierra y que sólo desde hace unas pocas decenas de años hemos adquirido una cierta y casi hipócrita conciencia medioambiental y natural, es parte del equilibro natural, es una estupidez.
No podemos participar en la conservación de todas las especies, pues seguro que muchas están condenadas a su extinción. incluso como muchas especies a lo largo de la historia, puede que sólo sean una rama experimental que no llega a ninguna parte, como lo pudieron ser algunos homínidos mismamente.
Estamos hablando de que el ser humano realiza una plena injerencia en la evolución de las especies sin conocer si quiera para qué están, de qué dependen para sobrevivir o por qué determinadas especies desaparecerán sin más, habiendo pasado por este planeta con más pena que gloria, y no hay que preocuparse.
La pesca, la caza, la ganadería, la agricultura y todas estas formas de relaciones del ser humano con la naturaleza, no son más que el uso de ella para vivir nosotros. Por supuesto que es "lo que debemos hacer" como especie que quiere existir, sobrevivir y perdurar el máximo tiempo posible. Argumentos del tipo "si no pescamos más tiempo, si no ampliamos la temporada de caza y el número de piezas que se pueden cazar, si no criamos más ejemplares de esta especie..." llevan todas sus motivaciones humanas, pues lo más que puede pasar es que haya una escasez de determinado pescado o incluso una crisis en el ecosistema marino, o una sobre población de conejos en una determinada zona. De forma natural, estos casos se auto ajustarían con el tiempo, aunque claro, con seguridad nos perjudicarían directa y negativamente. Es decir, no participamos en el equilibro natural de las especies y ecosistemas, sino que los modificamos y controlamos para que éstos no nos sean beneficiosos. Ese control consciente, no es natural.
Siendo algo radicales, se podría decir que dotarnos del poder, de la capacidad, de la obligación "moral" de la conservación de las especies es un papel que ni siquiera nos pertenece, salvo, claro está, que por nuestra acción en el mundo seamos los responsables directos de los cambios en esos ecosistemas. Entonces sí estamos en esa obligación de resarcir los problemas que generamos en y a nuestro entorno.
En este sentido, no valen los argumentos de quienes piensan que como el ser humano es un animal más, nuestros actos son tan naturales como los demás. Más falso que un billete de 124 euros. Volvemos a la capacidad de razonamiento de nuestra especie, de libertad de acción, de libre albedrío para hacer, no hacer o hacer mal las cosas para explicar por qué somos esa única especie que atenta contra su propio entorno natural, y añado, pudiendo evitarlo.
P.D.: Este post, dedicado a la madre de 'Libretón', viene a raíz de una mini conversación/discusión con un biólogo cazador sobre si el ser humano es parte importante en el equilibrio de los ecosistemas. Para mí no es parte del equilibro, sino del control intencionado de los mismos, del uso particular de la naturaleza, cambiando su rumbo al antojo e interés de nuestra especie.
Ampliación maligna: Recuerdo también de Milenio 3 de anoche que Iker Jiménez dijo que tanto él como su mujer Carmen Porter estaban en el programa con jetlag después de haber vuelto de la Feria Internacional del Libro celebrada en Francfort, localidad alemana que, curiosamente, tiene el mismo huso horario que España. WTF... JETLAG!!! Válgame AirMelilla...
2 comentarios:
Este post ha nacido de tu discución con cierto biólogo que tenemos en común, mientras esperabamos a una persona, admitelo... xDD
Me confieso... sí
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