Quien haya hablado o coincidido conmigo en alguna conversación sobre violencia de género, sabrá claramente que estoy absolutamente en contra de que la ley aprobada por el Gobierno Zapatero sobre violencia de género, considere delito la violencia del hombre sobre la mujer, y falta la de la mujer sobre el hombre.
Siempre he manifestado que no puede hacerse una ley que discrimine a los culpables y víctimas según el sexo, porque creo que una ley es para todo el mundo por igual: eso de iguales ante la ley que dice no se qué Constitución de mil novecientos setenta y pico...
Decían que la ley diferencia el delito del hombre de la falta de la mujer porque hay más mujeres muertas que hombres. Es decir, es una ley estadística. Mi ejemplo es siempre el mismo: si hay 1000 crímenes y 998 lo cometen rumanos y 2 españoles, en la cárcel y con la misma pena deben estar los 998 rumanos y los 2 españoles. No puede ser que porque un grupo los cometan más, la pena sea mayor que un grupo que comete el mismo delito, pero menos. Pensaba que la reincidencia era personal, no sumativa y agravante de un género concreto.
Otro de los argumentos que daba un servidor era el de que esta distinción dejaba sin protección a aquellos hombres que estaban casados, es decir, a las parejas homosexuales masculinas, y que es algo que tarde o temprano iba a manifestarse. Y eso ya ha ocurrido. Y tan pronto como ha ocurrido, ya se están apresurando algunos a decir que este caso es distinto, que no es violencia de género, ni doméstica ni nada parecido a lo que se recoge y defiende con la actual ley de violencia de género.
Sin embargo, a mí me parece prácticamente igual. Dos personas que viven juntas, una de ellas, porque está mal de la cabeza, porque piensan que sus parejas les pertenecen y que son dueños de sus vidas, decide agredir una vez, muchas veces, con frecuencia o acabar matando a la pareja porque ve que va a dejar de dominarla. Son celos, celos de que esa pareja haga efectiva su independencia y la deje; celos que en un hombre se manifiestan de forma más violenta, porque los hombres somos así por naturaleza, mientras que en las mujeres se manifiesta de otra forma menos violenta. Así que en una pareja hombre-mujer, la mujer tiene las de perder, y en una pareja hombre-hombre, pueden salir perdiendo los dos, pero los celos, el por qué de la violencia, es el mismo, y por tanto, deberían sentirse y estar igual de protegidos. No es problema de género, es problema de educación y concepto de propiedad de otra persona, de la pareja.
Todas las excusas que ahora dan para no decir que este caso es de violencia de género, se las tendrán que comer pronto, cuando, por desgracia, haya más hombres muertos por sus maridos, y los gobernantes tengan que cambiar la ley porque, estadísticamente (ese criterio que usan actualmente en esta ley), haga que haya casi tantos o igual número de hombres y mujeres muertos por sus parejas. Es algo que llegará tarde o temprano, es cuestión de tiempo y ocurrirá inexorablemente.
Hemos tardado 4 años en ver que lo que decían que no iba a ocurrir, ha ocurrido, y en dos o tres años, veremos esta ley cambiada (depende también del Gobierno que haya, socialista o de derechas), pero se cambiará, ya viereis, ya...
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2 comentarios:
Me gustaría preguntarle a la ministra de igualdad qué opina de esta ley...
Era cuestión de tiempo que esto sucediera y que se demostrara que la ley que se aprobo es un panfleto.
Que pasa ahora ese chico no puede acogerse a la Ley de violencia de género porque es hombre. ¿Es igualdad este trato Estado Victima?
Mwe gustaría saber que pasa ahora.
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