No sé cuan respetuoso será este post o lo políticamente incorrecto que pueda ser en estos momentos, pero es lo que pienso y como diría aquél, mi verdad.
Me enteré a eso de las 16.30 de la tarde de ayer, cuando aún la noticia no era oficial, aunque tan oficiosa como real. Inmediatamente en casa pusimos la tele en el primer canal que pudieran hablar de la noticia. En ese momento empezaba el programa de María del Monte en Canal Sur. Se nota que María es artista y conoce la televisión, pero desde ese lado, no desde el lado del presentador y conductor de programas, por muchos programas que haya hecho y lleve a sus espaldas. Pero este no es el tema.
En la mesa del programa, junto a María, estaba un periodista de deportes de Canal Sur, el padre del futbolista Joaquín, un Doctor (perdón por no concretar más pero tampoco es necesario) y también estaba Pablo Blanco, ex futbolista del Sevilla que trabaja ahora con la cantera sevillista. Efectivamente, hablaban del recién fallecido Antonio Puerta.
Entre los numerosos comentarios que decían sobre futbolista no dejaban de recalcar el gran futuro profesional que tenía merecido tras un excelente presente: cinco trofeos en quince meses con el Sevilla siendo un hombre muy importante para lograrlo; pretendido por muchos clubes importantes de fútbol; jugando bien por su banda izquierda; veintidós años. En este punto es cuando creo que María del Monte dijo una de las cosas más ciertas que habrá podido decir ella y mucha gente en estos días: “Habláis de su futuro deportivo, pero yo me quedo solo con su futuro, el futuro de un chico de 22 años”.
Eso es de las cosas que más me impactan a mí, la edad, pero sobre todo la forma súbita en que ha muerto. Hablamos prácticamente de salir un día de casa a hacer cualquier cosa (jugar un partido de fútbol, dar una vuelta, trabajar, etc.) y no volver, sin saberlo, más. Además tiene ese ingrediente añadido que le da mayor dramatismo al suceso: iba a ser padre dentro de un mes. Es como aquel policía que muere desempeñando su trabajo y le quedaban 2 días para jubilarse, o el soldado que muere en un ataque terrorista cuando le quedaba una semana para regresar a su país.
La muerte siempre será un tema que me hará quedarme en blanco, sin saber bien qué pensar después de pensar mil cosas a la vez. No es miedo a morir, que se le tiene por el simple hecho de que no quiero morir, sino miedo a la muerte como tal. No concibo eso de “mueres y ya no hay nada”. Cómo que nada? Como se ve eso? No concibo el no pensar, el dejar de sentir, aunque sea sentir que no pasa nada, pero sentir al fin y al cabo. Y es curioso porque cada día “morimos” al acostarnos por las noches o echarnos una siesta. Y nos vamos a la cama tranquilos, es más, casi siempre, con ganas de dormir y “morir” unas cuantas horas. Pero al día siguiente estamos ahí, pensando, existiendo. Sigo sin concebir y creo que nunca podré hacerlo, sigo bloqueándome y creo que siempre lo haré cada vez que pienso en la muerte. A dónde vamos después de la muerte. No me sirve con que me digan que no vamos a ningún sitio, que no vamos.
Vaya manera más tonta de irse, dije y pensé ayer un par de veces. Así, por un fallo en el corazón, de forma súbita, sin avisar, sin darte tiempo a nada. Quizás sea una buena forma de morirse, sin sufrir, al instante. Nadie va a discutir la tristeza de que muera un chico de 22 años (mi edad ahora…), sea famoso o no, juegue al fútbol en el Sevilla o en cualquier equipo de barrio. O que no practique deporte, da igual. El médico que estaba en el programa de Canal Sur ayer lo dijo: “le ocurrió en el campo como podía haberle ocurrido después, o antes, o en casa, o en cualquier otro sitio y cualquier otro momento”. El deporte en este caso no tenía nada que ver. Murió un chico joven, “nada” más.
Y en este punto me voy a referir a las reacciones de aficionados y medios de comunicación. Realmente ha sido un shock para todos. Incluso creo que sobre dimensionado, como muchas otras cosas que se hacen en el mundo tan súper extraño en el que vivimos, como diría alguien por ahí. No niego el dolor, la tristeza, el acompañamiento y las muestras de apoyos de todos aquellos que de verdad conocieron al futbolista y a la persona, que sin duda lo están pasando mal. Pero hay que ser medianamente sinceros y decir que murió por una enfermedad del corazón, sin relación con el deporte. Es igual de trágico, por supuesto, pero igualmente distinto. Expresiones de “murió defendiendo la camiseta del Sevilla” o “murió haciendo lo que más le gustaba/ su trabajo” son simplemente casualidad. Ya digo que pudo pasarle estando de vacaciones en la playa o mientras veía una película en el cine, desgraciadamente. Tenía un mal congénito, un defecto en el corazón que “debutó” (jerga médica) con la muerte, de la misma forma que podía haberlo hecho con 70 años y con simples dolores en el pecho que le hubieran puesto sobre aviso y recibir un tratamiento.
Lamento tener que decir cosas como que no murió arriesgando su vida por los demás o defendiendo su patria o a los más débiles o que le quitaron la vida por hacer lo que más le gustaba. No, “simplemente” murió porque lo llevaba escrito en su ser, y yo lo siento por él y su familia.
Con esto insisto en los numerosos actos de homenaje que se le están dando a Antonio Puerta desde el punto de vista institucional, sobre todo la concesión de la medalla al mérito deportivo. No estoy de acuerdo con que morir sea una condición para recibir una medalla o un homenaje de ese tipo. No veo justo que la muerte sea una condición para recibir un premio, y hablo por injusticia con el fallecido. Si comparto las diferentes muestras de apoyo y solidaridad que desde otros sitios hay con Puerta, el Sevilla y el sevillismo, como la suspensión del Trofeo Santiago Bernabéu, la suspensión de los actos festivos del Trofeo Joan Gamper, minuto de silencio en todos los campos, el homenaje que le dedicará el propio Shalke 04 al jugador (me parece impresionante y me deja sin palabras), el equipo alemán al que Antonio Puerta marcó el gol que clasificaba al Sevilla para la final de UEFA de 2006 y eliminaba, con ello, al Shalke de la competición. Fue su “verdugo”, pero el deporte está por encima de todo y cada uno sabe qué posición en la historia ocupa y debe actuar con esa responsabilidad. Un grande.
Aunque pueda parecerlo, no es éste un post contra Puerta ni contra el cariño y el dolor verdadero hacia él que los miles de aficionados al fútbol y al deporte han mostrado y están demostrando estos días. No puedo dudar de las palabras que hablan de la buena persona que era Puerta y de sus cualidades humanas. Ni de sus méritos y prometedora proyección deportiva. No le conocía para poder hablar de algo así, pero creo sinceramente que no hablamos de alguien extremadamente famoso en su persona para que estuviera en boca y mente de tanta gente a menudo. Este es más un post que trata de poner, en la medida de lo que uno puede, las cosas algo más en su sitio, sabiendo que ni yo soy nadie para poner nada en su sitio y que yo no puedo determinar cuál es el sitio de nada y de nadie. Está claro que la magnificación de este suceso es fruto de varios factores fáciles de detectar y entender. El primero y fundamental, el gran seguimiento y repercusión mediática. Los medios han estado ahí siempre, lo hemos visto todo cuanto ha ocurrido: el sábado vimos a Antonio Puerta en el minuto 31 de partido corriendo y en el 32 cayó al césped. Vimos que empezaba a morir y lo hemos visto muriéndose durante 2 días, hasta el final. Otro factor, su juventud: a todos nos sorprende que muera alguien tan joven, pero desgraciadamente muere gente joven cada día, deportistas o no, incluso más joven y en peores circunstancias. Y otro factor más, igual de sorprendente, es la forma fulminante de morir. Si hubiera muerto en accidente de tráfico o nos hubiéramos enterado al despertar una mañana de un día normal, la tristeza de sus familiares, amigos y seguidores habría sido igual de sincera, pero no habría tenido la misma repercusión en el resto de la población y medios. Sin culpar demasiado a los medios de comunicación, lamento pensar que esta muerte ha sido mediáticamente perfecta.
Esto es lo que pienso de lo que ha pasado estos días, lo que no quita en modo alguno mi tristeza por la muerte de Antonio Puerta y el envío de mis mejores deseos a toda su familia. Estoy seguro que el hijo de Puerta será el bebé y el niño con más cariño de toda Sevilla.
He empezado destacando una frase de María del Monte en el programa del martes en canal Sur. Acabo con otra frase, del mencionado Pablo Blanco que no escuché directamente, pero que han citado varias veces desde ayer hablando desde la más profunda tristeza, desesperación e incomprensión ante algo así del sevillismo: “Con lo felices que estábamos…”
Antonio José Puerta Pérez. Descanse en paz.
miércoles, agosto 29, 2007
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3 comentarios:
Tio como te pasas Puertas hizo mucho por.......que coño no ha hecho na y parece que se ha muerto un premio nobel,estoy contigo no a la creacion de nuevos idolos con el que toca musica con las manos nos sobra.I like turtles.
Francis,
Felicitaciones por el post. Has profundizado de la forma más sublime todo este asunto, sobre todo desde el espectro de la exageración y dramatismo que se le está dando a todo esto. Y siempre muy respetuoso. Me atrevería a agregar aquí que hubo un exceso de populismo. Tienes razón, con respeto creo que puedo empezar a elaborar el post del que estaba hablando. Me ha gustado mucho tu artículo y espero que me permitas citarlo.
Muere mucha gente todos los días, gente joven también. Cualquiera puede pasarse por la UCI de cualquier hospital y comprobarlo.
En el caso de Puerta, su fallecimiento casi ocurre en directo...y ya se sabe, cualquier cosa que pase en televisión parece más cercana a nosotros de lo que realmente es.
Encima era joven, futbolista y estaba a punto de ser padre, si lo piensas tiene todos los elementos para que sientas pena por el. Si fuese viejo, barrendero y padre de un politoxicómano en el talego, no le lloraría tanta gente.
A nadie se le desea este mal y muy poca gente no siente compasión cuando escucha que alguien a fallecido, pero con Antonio Puerta se han pasado, lo han convertido en un acto mediático, no he visto más que excesos por parte de la gente. Reconozcamoslo, Antonio Puerta no había hecho nada tampoco que mereciera un homenaje así...solo morirse joven y en antena...me pone triste, pero por otro lado, ya lo he dicho, muere mucha gente a la que no echamos cuenta alguna.
Esa misma gente que lloraba al llegar el ataud al cementerio, luego hacia el tonto frente a las cámaras de televisión. ¿ De verdad sentían pena?
En fin, pobre chaval, a tenido mala suerte, no solo ha muerto joven, si no que su miseria a servido para que la gente llore un poquito y se sienta más humana...
Igual soy un poco radical, pero lo veo asi
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