sábado, enero 07, 2006

Miedo

No lo entiendo, pero hay miedo. No me gusta. Falta confianza, confianza en la misma democracia que todos defendemos. Es una democracia fuerte, que se autoprotege con la Constitución, con mecanismos que permiten llevar a cabo la vida política y social sin necesidad de usar cualquier tipo de violencia. Pero hay miedo de que todo esto sea insuficiente. Yo confío en esta democracia.
Las cosas se enrarecen con las declaraciones de un teniente general de las Fuerzas Armadas en las que por una parte lee el artículo octavo de la Constitución española, y por otro sí que se desmadra con otras manifestaciones; todo ello a cuentas con el Estatut. Hay mucho que analizar

El ejército, como decía el teniente general José Mena, está para garantizar el orden constitucional. Ese orden lo deciden los políticos. Donde ellos, las palabras y acuerdos no lleguen, llegarían las armas. Pero quién está temeroso de que los políticos no puedan llevar los asuntos de un país? Sobre qué se basan esos temores para recordar las funciones del ejército? Hay miedo y falta confianza en la propia democracia y en sus leyes.
Es imposible que se apruebe un estatuto de autonomía que rebase la Constitución. Imposible. Para ellos debería ser modificada la propia Constitución, que así podría abarcar aquellos aspectos antes inconstitucionales. Se puede modificar la Constitución, pero debe ser ratificada por el pueblo y no creo que el actual proyecto de reforma de l’Estatut de Catalunya sea aprobado por el resto del país. Por tanto, esa Constitución modificada y sometida a refrendo popular sería rechazada. Vuelta a empezar y vuelta a las negociaciones por todas las partes, con una Constitución y unas reglas del juego que no han variado. No debe haber miedo; no intervendrá el ejército; la Constitución no está en riesgo. Se autoprotege y se regula. Sin armas.

Es ‘saludable’ conocer que hay un ejército dispuesto a defender el orden Constitucional, pero ese orden puede variar en sus aspectos. Si se refrendara una nueva Constitución que amparase al proyecto de reforma de l’Estatut de Catalunya, estaríamos igual dentro del orden constitucional, nuevo pero constitucional. No hay necesidad de que intervenga el ejército.

Las declaraciones de José Mena pueden ser simplemente un recordatorio de lo que la propia Constitución dice. Realmente sobraban; no era ni el momento ni el tema referente el adecuado. Pero lo dice y cada uno lo interpreta a su manera.
Las declaraciones de José Mena pueden ser amenazantes, sobre todo para aquellos que de verdad tienen miedo y desconfían de la democracia. No entiendo, de nuevo, cómo se puede defender algo en lo que no se confía. Hay miedo. Falta confianza.

Por si fuera poco, el revuelo se ha centrado en una parte de esas declaraciones, las del artículo octavo de la Constitución. Las más ‘suaves’, más interpretables y opinables. No es para tanto. Pero más graves son, a mi entender, las declaraciones en las que dice que el ejército debería intervenir si se obligase a aprender una lengua en una comunidad. Si se obligase a eso sería por ley, sería legal, justo o injusto, pero legal y aprobado por los que tienen que aprobarlo. De nuevo es innecesaria la intervención del ejército. Además no es el ejército el encargado de medir las aspiraciones de las personas, y menos calificarlas de desmesuradas.

Yo quiero ser rico, desmesuradamente rico.

2 comentarios:

Pablo J. Rivera dijo...

Lo primero que habría que regular es al propio ejercito, que debería mostrarse como apolítico y en muchos casos no es así. Que cada uno ocupe su puesto, ni políticos como militares ni militares como políticos.

Javier Trinidad dijo...

No me gustan los desvaríos militares, este país tiene malos recuerdos. Pero tampoco me gustan los desmanes constitucionales. Que cada uno se dedique a lo suyo. El ejercito a misiones humanitarias y el Ejecutivo a mantener unida la Nación que dirigen.

Saludos y felicidades por tu blog. Me gusta.