domingo, abril 25, 2010

viernes, marzo 05, 2010

Apaleando la sociedad un rato

Dice el actor Willy Toledo que en España no hay libertad de expresión, y tiene razón el pobre hombre que actualmente se encuentra detenido y en prisión por criticar al Estado. Ah no, que sigue en libertad, pudiendo decir lo que quiera, convocando a los medios de comunicación para criticarles, dando declaraciones en radio, prensa, Internet y televisión. Y duerme en casa sabiendo que nadie, a ninguna hora, tocará a su puerta para llevárselo a ninguna cárcel por el mero hecho de decir lo que piensa, aunque no le haya gustado a mucha gente, incluido un servidor, que, ante sus palabras sólo opina que está equivocado. Pero es una opinión, como la suya, y por ellas no nos van a detener porque en España hay libertad de expresión, que a veces se critica su falta cuando se sufren críticas. Siempre queda bien denunciar cosas así para desviar la atención de los hechos que uno mismo ha provocado.

Otra cosa es que el periodismo y la comunicación en este país esté tan mal como está. Éste es otro debate que merece como siempre una reflexión muy seria aunque el periodismo español no tenga ganas de cambiar muchas cosas ya que se ha acostumbrado a vivir de la forma en la que vive, auto-desprestigiándose y fomentando su humillación en cuanto puede con ejemplos como los de acudir a ruedas de prensa sin preguntas, no quejarse cuando se les culpa de "mailinterpretar" las palabras de los políticos, los insultos y desmanes de los futbolistas y entrenadores de fútbol, y mil y una muestras más así; todo ello en una prensa cuyos dueños sólo viven por intereses político-económicos, sensacionalistas y partidistas sin miramientos.

Mención especial para los lumbreras de la campaña "Esto lo arreglamos entre todos.org", un grupo expertos en marketing que usan a famosos para que le digan a la gente que no estamos tan mal, oigan, y que la crisis, con positividad se pasa. Cuando bancos, supermercados, panaderías, vendedores de entradas, panaderos, electricistas, etcétera, permitan usar la positividad como moneda de cambio, la gente verá bien iniciativas como éstas, pero mientras usemos el dinero, hará falta un trabajo para cambiar el esfuerzo por dinero y luego el dinero por productos y servicios. Así que en vez de pedir positividad, que exijan empleo para la gente y medidas para crearlo y cambiar el modelo productivo y mercado laboral español y que cada uno pueda permitirse tener aquello que su sueldo (en un mundo feliz sería proporcional a su trabajo) le deje tener.

Y todo esto ocurre en un país cuya sociedad y sus políticos creemos que hemos recuperado los 40 años del franquismo y tenemos una democracia tan asentada como otros países europeos o los Estados Unidos de América, cuando en realidad tenemos un enorme déficilt en numerosas materias que conforman la democracia algo que sólo se consigue con el tiempo y la experiencia. Esperemos.

lunes, febrero 15, 2010

Parados coyunturales

Según la Encuesta de Población Activa, en diciembre de 2006 la tasa de ocupados era del 58,58 por ciento, mientras que la de parados era del 8,3. En el mismo mes de 2009, en cambio, la tasa de ocupados subió hasta el 59,76 por ciento y la del paro se disparó hasta el 18,83. Es decir, el paro ha subido 10 puntos en 3 años mientras que la ocupación apenas 1 punto.

En un mundo ideal y lógico, conforme el porcentaje de parados asciende, baja el número de afiliados, pero la crisis económica ha provocado mucho más que el lógico aumento de paro. La crisis ha provocado que existan miles y miles de parados coyunturales, es decir, gente que se ha apuntado a las listas del paro y que busca empleo ahora y que antes no lo hacía por motivos bien distintos.

Desde gente que su propia economía sumergida ya no da para más (trapicheos varios) hasta personas de una familia que antes vivían del trabajo de uno de sus miembros (por ejemplo obreros psuedo-burgueses) y que ahora, ante el paro o la reducción de sueldo de éste, se apuntan a la búsqueda de empleo, optando también a percibir alguna de las numerosas ayudas a los desempleados que existen. Sin duda, toda esa gente, cuando las cosas vuelvan a su cauce algún día (ojalá), dejarán de estar apuntadas en el paro, produciéndose la situación inversa descrita anteriormente: el paro bajará más de lo que subirán las afiliaciones.

Qué quiere decir esto, ¿que el número de parados actual, más de 4 millones, es irreal? Pues sí y no. Sí porque todos son personas que buscan empleo, sin duda; y no porque muchos dejarán de buscarlo cuando mejoren sus situaciones personales familiares, por lo que si no encuentran ellos un trabajo y sí lo hace la persona que antes les sustentaba, casi que mejor. Están en el paro por necesidad, no por auténtico interés de trabajar. Son parados coyunturales de esta crisis que revela que, además de la destrucción de empleo en el país, había mucha gente que vive del sueldo de los demás, una situación que no valoro ni positiva ni negativamente, sólo que es así.

Aun todo lo anterior, el problema del paro va a ser el gran lastre que arrastremos mucho tiempo, más cuando habrá miles de personas que, como anuncian hoy, tendrán muy difícil volver al mercado de trabajo ya que tienen pocas opciones de trabajar, una formación más concreta o limitada para unos sectores, como el de la construcción, que volverá a crecer pero en menor medida y exigiendo menos mano de obra. Es un sector de ejemplo, pero a todas esas personas son a las que hay que dirigir las medidas de creación de empleo y pensar a la hora de reconvertir o crear nuevas estructuras productivas en España.

lunes, febrero 08, 2010

Soluciones a la crisis: nivel usuario. El mercado laboral

Antecedentes:

En los últimos 10-15 años, la economía española ha vivido del ladrillo y de la burbuja inmobiliaria, un período que ha hecho rico a mucha gente, ya sea a los que llevaban en el negocio a los que les ha aumentado su dinero, como a los que se sumaron a la ola inmobiliaria y ganaron mucho en poco tiempo, y sobre todo, a España en general, pues nuestra economía creció y tuvo un ritmo de producción que nos convirtió en una de las 8-10 potencias mundiales. Pero la burbuja explotó y a diferencia del film alveolar, a nadie le ha gustado que lo haya hecho, y eso que estábamos avisados, pero ningún político quiso plantear siquiera la posibilidad de dejar de vivir del dinero fácil y rápido que los precios de las viviendas nuevas alcanzaban sin parar.

La globalización hizo que la crisis ninja financiera de los bancos de Estados Unidos se extendiera a todo el planeta industrializado y la casualidad o no, hizo que la burbuja inmobiliaria de la que vivía la economía española explotara al mismo tiempo, provocando que en España la crisis tenga una parte autóctona tan indiscutible como dramática en sus consecuencias.

Ahora hay más de cuatro millones de parados, la inmensa mayoría provenientes de esa industria del ladrillo que tras años construyendo y vendiendo, ha visto que nadie compra ninguno de los millones de pisos que hicieron, por lo que no pueden asumir las inversiones realizadas basadas en la especulación y se han visto con pérdidas que han degenerado en el cierre de miles de empresas que vivían tanto directa como indirectamente de este sector.

The rise and fall (el auge y caída) de la clase pseudo-burguesa

Y con ellos sus trabajadores, personas de clase que durante los tiempos de bonanza subieron un escalón o dos por encima de las posibilidades económicas del resto de la sociedad media española, siendo pequeños burgueses que se gastaron cada euro de sus nóminas infladas por el sector en una segunda casa, un coche de lujo y otros artículos que pocos años antes nunca pensaron poder adquirir. Todo eso sin plantearse la idea de ahorrar para los malos momentos. Pero qué iban a saber ellos de malos momentos, si los políticos negaban cualquier signo de pinchazo o caída más o menos brusca de esta industria y la economía en general se favorecía del enorme consumo que producían.

Esta clase obrera, de la obra, rica durante esos años, no es responsable de unos sueldos inflados, pues si fuera por cada trabajador, todos tendríamos sueldos más altos de lo que en realidad producimos; pero sí han sido responsables de lo que han hecho con ese dinero y de verse ahora en situaciones económicas muy peligrosas. Cuando se vive con lo justo y te toca la lotería con un sueldo altísimo y se acostumbra a vivir con lujo, es muy difícil dar marcha atrás y reajustarse al anterior ritmo de vida, por eso las familias de esos obreros lo llevan peor, con hipotecas de 1.600 euros anteriormente asumibles y ahora inviables de pagar. Se han llegado a ver gente saliendo de Caritas con bolsas de comida montándose en sus BMW/Mercedes pagados al contado...

Contagiado por la bonanza económica, en España no sólo se inflaron los sueldos, sino el precio de todo lo que fuera intercambiable por dinero, aumentando la presión económica sobre todas las familias, especialmente las que no se favorecieron de la burbuja. No hay más que comprobar la ínfima tasa de ahorro de las familias. Pero al explotar ésta, son estas mismas familias las que pueden capear mejor la situación, pues estar con el agua al cuello y echar cuentas para llegar a fin de mes es algo que llevan haciendo toda la vida, además de no tener que pagar la nueva casa, coche, televisores de plasma y demás artículos a plazos, teniendo presupuestos más ajustados a sus posibilidades reales. Y es que, incluso en tiempos contraproducentes de regalo de dinero por parte de los bancos a gente sin garantía de retorno del préstamo, estas familias no obtenían créditos para sobre-endeudarse aún más, algo que sí obtenían de forma alegre los nuevos pseudo-burgueses, víctimas de los beneficios insostenibles de la burbuja y culpables de vivir al día por encima de sus posibilidades.

Proponiendo soluciones

Con todos sufriendo la crisis, más o mucho más grave según el caso, volvemos a un país con cuatro millones de parados, un número que por mucha recuperación económica en los sectores de industria o comercio, no pueden ser readmitidos en ellos, por lo que hay gente que se queda fuera del mercado laboral por el mero hecho de no poder ser absorbidos por el mismo.

¿La solución? Además de reformas laborables que se plantean y negocian y que son seguramente necesarias, se antoja obligatoria la creación de nuevos sectores productivos en España que acojan a esos miles o millones de parados. Y entre esos sectores encontramos el incipiente sector de las ayudas a personas dependientes, que con la Ley no hará más que crecer incorporando a mucha gente que, con una buena aplicación socio-económica por parte de las administración, puede convertirse en semi-funcionaria, pues las empresas a las que se contratan para estos servicios reciben el dinero del propio Estado, lo que da una seguridad y estabilidad laboral muy a tener en cuenta. El gasto en este sector es elevado por parte de los sistemas sociales de España, pero el hecho de dar mucho trabajo provoca que aumente el consumo y con ello la recaudación de impuestos. Incluso favorecería la inmigración, pues, objetivamente, este trabajo es desempeñado por más mujeres que hombres y ya existe la realidad de que los servicios domésticos tienen importantes cuotas de trabajadoras extranjeras que, con un sueldo digno, pueden asentarse en el país, tener hijos, aumentar la natalidad y asegurar un poco más el futuro de la sociedad española, pensiones incluidas.

El segundo sector, actualmente ni planteado como tal, es el de las energías renovables. El potencial español en este sector es inmenso y las oportunidades de negocio están aún por explotar en un modelo que representa el futuro energético del país y del mundo más a medio que a largo plazo. En el extranjero saben de la experiencia y el buen hacer de las empresas españolas en energías renovables y desde España nos vanagloriamos de ello, aunque no se hace nada para empezar por nosotros mismos y evitar en un futuro tener que cambiar nuestra dependencia energética del petróleo de otros países, a comprar de ellos electricidad conseguida paradójicamente con tecnología española.

Crear un sector industrial casi desde cero no debe ser fácil. Yo no sé cómo hacerlo, pero ideas siempre se tienen y hasta que un experto no coaccionado por ideas partidistas y lobbys empresariales con intereses enfrentados no diga lo contrario, no deshecho ningún planteamiento. Para empezar y haciéndolo de forma drástica y contundente, propondría una ley que obligara a todos los edificios del país a contar en sus tejados con placas solares de aquí a tres años. Si yo me viera con una realidad como ésta y tuviera dinero para montar una empresa, haría una que fabricase placas solares, o elementos de las mismas como soportes, sistemas de protección, movimiento, etc. Pensaría en crear empresas de logísticas y transporte de dichas placas solares a los lugares de instalación; o crear una empresa relacionada con la limpieza y mantenimiento de las mimas ante las inclemencias del tiempo; o algo relacionado con la electricidad, ya sea en la transformación de esa energía y su uso en los propios edificios o la derivación de la electricidad a la red general, con la posibilidad de incorporar estaciones de recarga en los bajos del edificio para los coches eléctricos, cuya implantación recibe muchas ayudas actualmente.

Y si no tuviera ni idea ni dinero para crear empresas de este tipo y muchas más relacionas, y fuese un desempleado actual o alguien que busca un trabajo mejor y sabedor que la construcción no puede readmitirme por puro problema de espacio, me apuntaría a cursos que ofrecieran las distintas comunidades sobre energías renovables, pensando en participar en este sector que, por ley, crecería sin parar creando numerosos puestos de trabajo nuevos, la mayoría estables.

Por su parte, la recuperación económica basada en más empleo y nuevos sectores provoca gente con trabajo puede permitirse comprar una vivienda, irse de vacaciones y aumentar su presencia en los sectores de restauración y consumo de productos de cualquier otro sector actual. Y si encima somos pioneros en la auto-dependencia energética, podremos seguir exportando nuestra tecnología cuando no vendiendo, incluso, la energía eléctrica a terceros países, sin olvidar la repercusión internacional y el prestigio que sería ser un país cuyo consumo energético es de origen verde. Y todo esto con una simple ley sobre placas solares cuyo desarrollo debería sustentarse en evitar el monopolio de grandes empresas que se adueñarían del sector reduciendo sus capacidades de incorporación de gente al mercado laboral.

sábado, enero 30, 2010

La experiencia es un grado... bajo cero

En las innumerables conversaciones semanales que tengo con mi amigo Sergio, siempre nos salen más de una solución a los numerosos problemas que vive este país en todos los ámbitos: políticos, sociales, económicos, culturales y hasta deportivos, en alguna ocasión. No nos conocíamos, pero seguro que si hubiéramos podido, le habríamos dicho a Lorenzo Sanz que Secretario y algunos más jamás deberían haber jugado en el Real Madrid.

El tema más actual, al menos hasta que se eche atrás el promotor u ocurra algo que lo haga olvidar, es el retraso de la edad de jubilación en España de 65 a 67 años de forma progresiva y que defiende Zapatero ante los suyos primeros y luego ante la sociedad y otros partidos políticos. La idea no me parece muy mala, más si uno se deja llevar por el alarmismo de la situación de la Seguridad Social y el futuro demográfico del país, que tiene ahora mismo toda la pinta de colapsarse en el tiempo que dicen, o antes, o después... da igual, así no puede ir. Retrasar la jubilación no está mal, pero estaría mejor que antes de eso, las empresas españolas dejaran de hacer eso que hacen de forma tan alegre y que llaman "prejubilación", dando largas a trabajadores con apenas 50 o 52 años y que, además de sus indemnizaciones, empiezan a cobrar sus jubilaciones de la Seguridad Social muchos antes de lo que les correspondería y dejando, por tanto, de pagar al fondo común del sistema. Se cobra 15 años más y se pierden 15 años de cotización. Como idea es de aplaudir... si eres el enemigo de un país y deseas hundirlo a medio-largo plazo.

Lo que se debería hacer es proponer fórmulas para evitar en lo que se pueda las prejubilaciones masivas de trabajadores y si estas se producen, obligar a las empresas a pagar el montante correspondiente de la cotización de cada trabajador hasta los años que le quedasen para jubilarse legalmente, así al menos la Seguridad Social no se vería mermada tan tajantemente.
Eso en caso de prejubilar, que ya digo que debería evitarse, pues en este país nos estamos mal acostumbrando a que la edad y la experiencia sean algo negativo en las empresas, y el reciclaje y el aprovechamiento de esa experiencia acumulada de años de trabajo se pierda como lágrimas en la lluvia, sin promover que se conviertan esos trabajadores en profesores o enseñantes de la profesión-oficio a los nuevos.

Sea como sea, no podemos eprmitirnos perder el valor de la experiencia y permitir estos atropellos, porque nosotros seremos un día cercano quienes estén atropellados por los jóvenes.. o no, proque si no hay jóvenes, como dicen los estudios para dentro de 40 años, pero eso es otro tema que ya arreglaremos otro día... si nos dejan.

domingo, enero 24, 2010

Presuntos lumbreras

Hoy se cumple 1 año de la desaparición de Marta del Castillo. En este tiempo, prácticamente desde el comienzo, los medios de comunicación audiovisuales, las televisiones, vamos, han tenido un filón mediático sensacionalista como hacía tiempo no se tenía, y lo han aprovechado al máximo y como sólo ellas saben hacerlo.

Horas de reportajes, conexiones, entrevistas, imágenes inútiles y divagaciones sobre qué pudo ocurrir y cómo los presuntos asesinos y participantes en su muerte están actuando durante este tiempo. Sobre esto es lo que quería hablar. Algunos periodistas y comentaristas televisimos creen que se hacen los interesantes diciendo que los detenidos, presuntos todavía, son extremadamente inteligentes y que juegan con la Policía, jueces e investigadores. Dicen que saben desde el principio qué hacer y cómo, para no ser pillados. Y por supuesto, le echan las culpas a Internet, las redes sociales, los móviles ("ésta es la generación de los móviles, así es de violenta", decía una tertuliana de Las Mañanas de Cuatro·), a los videojuegos y a todo lo que se les ocurra. Eso sí, a la propia televisión, a los ineptos que salen en ellas, a los reportajes sobre sucesos escabrosos tratados como nimiedades dando detalles asquerosos que no sirven de nada, buscando el dato más sangriento y repitiendo imágenes de esas en bucle en las pantallas que tienen en los fondos de los platos... Decía, que a la tele, es decir, a ellos mismos, no se dicen nada. O los periódicos, con fotos en color de las distintas tragedias que suceden en el mundo. No, la culpa es de lo que ellos no entienden. Menos mal que quedan retratados en sus propias palabras.

Volviendo a los presuntos culpables, no entiendo cómo entre los infinitos y repetidos comentarios que dicen de ellos y sus supuestas mentes retorcidas e inteligentes dispuestas a la maldad, no caen en la idea de que si la policía no les ha acusado formalmente a ninguno es por no tener pruebas. Y si no tienen pruebas no es por la ineficacia de la policía o la astucia de los presuntos delincuentes, sino porque por macabra casualidad, han podido cometer un crimen perfecto en el que se cumple la máxima de "sin cuerpo, no hay delito".

En la cárcel hay un autoinculpado de asesinar a Marta del Castillo, pero su testimonio, como acusado, no vale para sentenciar nada. Está en su derecho de mentir en lo que sea, y eso es lo que ha estado haciendo con seguridad. La autoinculpación vino, con seguridad, en esos primeros momentos tras la detención en los que la policía le haría entender que lo tenían todo para pillarle y que si confesaba era mejor para todos. Esa presión dio sus frutos y se confesó, pero tras el paso de las horas y aconsejado de los abogados y su entorno, no dijo más y se retractó. Y claro, la policía, que pensaba que si no obtenía las pruebas necesarias o con suficiente fuerza podrían contar con la colaboración del acusado, ha visto que no es así, que la estrategia a seguir por los presuntos autores es la de "inocentes hasta que demostréis lo contrario" . Y en eso están, viendo como su presunto delito les salió perfecto y la casualidad ha hecho que no aparezca el cuerpo de la chica. Así que ni tan mala es la policía ni tan listos los acusados, pues los últimos sólo se aprovechan de tener de su lado el que los primeros no hayan encontrado la prueba inculpatoria clave para sentenciarlos.
No parece tan difícil de entender, por muy enrevesado que lo explique aquí, por lo que no entiendo el que nadie lo diga... aunque claro, una postura así tan tajante haría que ya no se hablase más del asunto, con lo que habría que trabajar para seguir rellenando unos minutos en la tele que con este caso se rellenan solitos.

martes, enero 19, 2010

Haití y la pérdida de la fe en nosotros

Hace una semana ocurrió la catástrofe de Haití. Perdón, el terremoto; la catástrofe de Haití lleva ocurriendo desde hace decenas y decenas de años, pero el terremoto, lo que ha centrado y hecho visible este país y sus desgraciadas gentes, ha sido el terremoto que el pasado martes derribó lo poco que una ciudad, Puerto Príncipe, capital de Haití, y lo casi nada que había de un estado. Entre las ruinas, miles de muertos, ya lo sabemos todos y lo hemos visto.

Desde primer momento que ocurrió, he sido muy crítico con los medios de comunicación, con la demagogia, el sensacionalismo y el oportunismo de todos, casi sin excepción. Cada vez más, no puedo dejar de pensar que los medios, como entes no personificados, se sienten afortunados cuando ocurren situaciones de este tipo y, por supuesto, cuanto más graves para quienes las sufren, mejor, pues la cobertura que requerirá será mayor. Desde el primer día las noticias han surgido solas, acompañadas de problemas que a los medios les han sabido a gloria, como dificultades de telecomunicación, para así presumir y vacilar de poder hablar con alguien allí; vídeos y audios de los testigos y víctimas; imágenes de rescates desesperados; declaraciones y testimonios de víctimas (a cuál más desgarradora y vendedora), etc. Los primeros cuatro o cinco días, turno para las noticias de rescatados bajo los escombros tras muchas horas, esos milagros que tanto adoran las cámaras y los flashes.

De la media hora especial de cada informativo de las cadenas de televisión españolas, se ha pasado desde el quinto o sexto día a los 15 minutos, y "gracias", pues ha habido víctimas españolas que han ocupado su respectivo y lógico tiempo. Pero al tiempo que las noticias de hoy son las mismas de las de ayer (desolación, caos, muertos, regodeos sobre amputaciones) y no salen cosas nuevas, la catástrofe del terremoto se autodiluye y cada vez es más crónica que cobertura en sí, pese a los medios materiales y personales que se han desplazado a la zona en sus alardes de poderío informativo-empresarial.

Vende y mucho, ver las imágenes de todo arrasado, de gente herida, muertos y personas que van a morir en los próximos días por falta de asistencia médica. Y además de eso, vende la cooperación y puesta en marcha de grandes dispositivos de ayuda de todos los países del mundo, que tratan de ayudar de forma inmediata al país y sus gentes. Pero la pregunta de cuánto durará este circo mediático es evidente, tanto como su respuesta: cuando las noticias de hoy sean las mismas de ayer y las de mañana; es decir, cuando la gente de Haití tenga que empezar a hacer su nuevo y duro día a día y a nosotros nos vuelva a importar lo mismo (nada), sus vidas y sus miserias.

Todo esto es tan demagógico como a mi modo de ver verdadero. Es así, molesta, a mí mucho, pero al final uno lo tiene que asumir y punto. En unas semanas, las noticias chorras volverán a copar los informativos y la triste clase política tomará el protagonismo que siempre ha tenido en este país: demasiado para lo inútil que demuestra ser. Siguiendo la demagogia, hoy mismo, Juanjo Madueño posteaba en Facebook la noticia de que 150 nigerianos han muerto en una lucha entre cristianos y musulmanes. He ido a mirarlo en las páginas de los diarios digitales y salvo en un brevísimo titular abajo en su portada (imagen), no viene en ninguno. Normal, ni habrá cámaras allí, ni es una catástrofe natural y seguro que ahora, incluso, estorba. ya podrían haberse esperado a masacrarse unas semanas, para poder tener sus minutos de gloria cubriendo esta noticia. Total, hombres matando a hombres... no es noticia salvo cuando no quedan noticias que contar.

Veremos en qué queda la reconstrucción de Haití, que yo supongo que en nada, como siempre. Si el mundo fuera un lugar gobernado por gente mínimamente inteligente y de verdad comprometida, harían de Haití un país reconstruido que pudiera vivir de una industria de energía renovable, que fuera autosuficiente, todo un ejemplo de sostenibilidad, donde su población de pudiera dedicar, con la formación necesaria, a vivir de esta industria. Por desgracia, Haití podría ser un excelente campo de pruebas para hacer un país sostenible a escala total, convirtiéndose en décadas del país olvidado que era y será de nuevo, a todo un ejemplo y modelo a seguir. Pero no, este mundo lo gobiernan los de siempre, y lo que es peor, los gobernados, nosotros, también somos los de siempre, y mañana pasaremos de Haití como de otras utopías. Aquí fallamos todos, y fallamos a Haití y al resto de la humanidad.

martes, enero 05, 2010

Blasfemias sagradas

Porque en algunas ocasiones hay gente que expresa justamente lo que tú piensas y de la mejor forma posible, en vez de reiterarse en la idea, es mejor sumarse a sus comentarios. Sobre la ley que considera delito la blasfemia en Irlanda, desde Escolar.net, un usuario que firma como Moreno:

(...) la cortedad de vista de los católicos y por extensión, de los fieles que creen que esta ley y estas disposiciones van a servir para proteger su fe y, por lo tanto, es cosa buena.

Porque, no nos engañemos, cuando el católico español o irlandés piensa en una blasfemia, está refiriéndose a una contra su dios, no contra los demás. En España, por ejemplo, la gente piensa en un “me cago en dios” como blasfemia, pero nadie piensa en un “me cago en Alá”, o “me cago en “hare Crisma”, o en “me cago en la Iglesia de la Cienciología”, o incluso “me cago en el reverendo Moon”

Por su puesto que, a regañadientes, los católicos irlandeses, y si se acerca la ley esta a nuestros lares, los nuestros, tendrán que aceptar a regañadientes que sea blasfemia cagarse en representantes de otras religiones, lo cual puede resultar en curiosas condenas si se les ocurre elegir a Tom Cruise, por ejemplo, líder religioso en la Iglesia de la Cienciología.."

(...)

Yo, por supuesto, pediré in-me-dia-ta-men-te la consideración del Spaghetti Volador como Dios a proteger de todo tipo de blasfemias (incluida la negación de su Divinidad ¡no faltaba más!)"

(...)

Lo que nunca aceptarán los católicos (ni patrios ni irlandeses, me temo) es que merezca el mismo tipo de reproche una blasfemia contra un líder político, o futbolístico. Apuesto que nunca aceptarán que un “me cago en Joan Laporta” sea una blasfemia y castigado como tal. Con la cantidad de “me cago en Zapatero” que se leen (...)

Y es que se permita insultar a los miembros de un partido político, a sus fieles y a sus creyentes, y no en cambio a los miembros de una determinada religión. “Hombre, claro, es que no es lo mismo” te dicen los católicos cuando les afeas que te cuenten chistes de “lehendakaris” y madres prostitutas, después de haberte fulminado por un comentario (respetuosos, pero descreído) sobre la paloma que dejó encinta a una moza. En el fondo, ese “Hombre, claro, es que no es lo mismo”, se traduce por “Mis creencias son mejores que las tuyas, dónde va a parar”. Que es lo que los católicos irlandeses están a punto, o han aprobado ya.

(...) por qué se permite insultar en los Foros –y en la calle- abiertamente a Carod Rovira, o Florentino, pongo por caso, que después de todo son personas físicas, de cuya existencia no duda nadie., y en cambio va a ser castigado un supuesto insulto a una entidad incorpórea cuya existencia no está probada.

A lo mejor es porque, después de todo, Carod Rovira ya puede acudir a los Tribunales, o soltarte un sopapo.

Si es el caso, si la Ley contra la Blasfemia no va a acoger los insultos contra Laporta o Del Nido, y sí contra otro tipo de entidades sin manos para dar collejas, resulta curioso pensar en qué poco tienen los católicos a su Dios que, omnipotente y todo, no parece capaz de castigar por sí mismo a los incrédulos, cuando tienen que crear leyes para vengarle…"

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Soberbia esta reflexión acerca del pelgri de que la religión vuelva a dictar las leyes civiles paíoses democráticos y de libertades fundamentales. Alguien ha puesto en marcha el condensador de fluzo... viajando al pasado... a la Edad Media...