sábado, octubre 28, 2006

Un piso, dos pisos, tres pisos...

Hasta hace pocos años, la gente que podía, decidía comprarse unos terrenos fuera de las ciudades para construirse después sus casas. De una en una, o en grupos no muy numerosas, las casas iban conformando pequeños núcleos de población que dependiendo del lugar, creaban auténticos barrios en los extrarradios de los municipios. Pero en los últimos años, las constructoras, con el beneplácito y las ayudas de los ayuntamientos están permitiendo construir urbanizaciones y macro-urbanizaciones en las afueras de los municipios. La mayoría de estas prácticas se consiguen con tratos y acuerdos que no son más que pura y dura corrupción urbanística. Por suerte, en los últimos meses estamos asistiendo al descubrimiento de varios, a muchos, a demasiados casos de corrupción urbanística en pueblos y ciudades de tamaño medio.

El pistoletazo de salida de los escándalos urbanísticos lo dio el difunto Jesús Gil en
Marbella, ciudad en donde prácticamente todos los alcaldes y ediles que han pisado su ayuntamiento, han pasado después por los juzgados y han acabando en la cárcel de Alhaurín de la Torre. La corrupción saltó luego de costa a costa, hasta Catral, en Alicante, donde la Generalitat valenciana tuvo que retirar las competencias de urbanismo al ayuntamiento por irregularidades. En la localidad toledana de Seseña, se está dejando construir casi sin control, toda una macro-urbanización de más de 13.000 viviendas. La Mancha, la de Castilla, es amplía y no tiene prácticamente vegetación, siendo los problemas de abastecimiento de agua los principales inconvenientes de este tipo de proyecto. Pero en la provincia de Ávila, concretamente en Las Navas del Marqués y en Villanueva de Gómez, se han producido talas masiva y en contra de sentencias judiciales, para poder construir en el futuro más macro-urbanizaciones. Las Navas, por ejemplo, pasaría de ser un pueblo de unas 150 personas a albergar a más de 25.000 habitantes.

En la mayoría de los casos, los beneficios que se llevan los alcaldes y concejales de urbanismos son cuantiosos, pero dudosamente llegarán a los presuntos 40 millones de euros que se iba a embolsar el ya ex-alcalde socialista de la localidad madrileña de Ciempozuelos, sólo por permitir a determinadas constructoras repartirse vastos terrenos recalificados y declarados urbanizables. Los beneficios de esta corrupción no solo se reparten entre los políticos municipales, sino que sin escrúpulos ni vergüenza, se permiten actuaciones que aportan grandes cantidades de dinero a sus familiares, como presuntamente está pasando en Salamanca o en la comunidad de Madrid con el famoso "tío lejano" de la presidenta Esperanza Aguirre. Pero hay muchos más casos que cada día se denuncian y se descubren en los que los ayuntamientos se ven implicados en estas prácticas ilegales; y más que van a salir a la luz en las próximas semanas, no lo duden.

Tiempo les ha faltado a los líderes políticos para utilizar estos escándalos y todo el fenómeno de la corrupción urbanística en España para sacar rédito político: las elecciones municipales de 2007 están al caer. Por ejemplo, El PSOE ha hecho pública su intención de no presentar a las próximas elecciones a ningún político acusado, investigado o sospechoso de realizar prácticas urbanísticas. A este ritmo y como dicen el dúo humorístico Gomaespuma, si los socialistas cumplen este propósito y los demás partidos se suman a la iniciativa, puede usted irse de viaje a Turquía tranquilamente el próximo mes de mayo porque no habrá elecciones; mejo dicho, no habrá a quien elegir.

Con este tema no puedo evitar recuerdar una sevillana que decía algo así como un pino, dos pinos, tres pinos; leñe, un pinar / un carro, dos carros, tres carros; leñe, Continente (ahora Carrefour). Parafraseándola, hoy día y con el panorama actual, podríamos cantar la sevillana de un piso, dos pisos, tres pisos; leñe, una macro-urbanización...


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