miércoles, agosto 16, 2006

El juego del blog

Que dejen un comentario en tu blog es siempre desconcertante. Sobre todo si no escribes para que te comenten, si no pretendes hacer del blog un sistema de comunicación bidireccional, sin pensar siquiera en quienes comentan y si lo hacen por y para algo. A uno no le preocupa que comenten o que no, pero es desconcertante cuando lo hacen. Te han leído, abrumador.
Y el último comentario es de Pablo G., un compañero bloguero que tuvo la genial idea de iniciar un juego con ocasión del mundial de Alemania 2006: El Blogame del Mundial. Además de la gran idea, se certificar buena relación de una pequeña comunidad de blogueros primordialmente con bitácoras deportivas, destacando sobre todo el respeto que siempre se demuestra en los comentarios que unos y otros dejan en los blogs de los demás. Más allá de la competitividad deportivo, de a ambición de hacer lo mejor cada uno y tratar de ser mejor que los demás, se impone la unión y el espíritu de superación conjunto. Nada individual. Una suerte disfrutar de ello.
Pero de todo esto muy bonito y muy yupi (y quedé por encima de don Pablo J Rivera :P), yo destaco el título del juego: Blogame. Los primeros días no sabía por qué se llamaba así, era su nombre y punto. Hasta que un día, en un momento de lucidez, fijo que por la noche, caí en la cuenta. Blogame era la conjunción perfecta de ‘blog’ y ‘game’, el juego del blog. Una estupidez así deja de serlo cuando uno lo averigua él solito, e ilusión que me hace jeje. Desde entonces me gusta más el nombre del juego, siendo el propio juego ya bueno de por sí.

La verdad que no hay mejor sensación que la descubrir algo usando la razón de uno mismo. Pensando y pensando, atando cabos, similitudes, usando los conocimientos previos, metáforas, hipótesis… A mí me encanta darme cuenta de algo. Me pasa mucho con el significado de las palabras, sobre todos las que usan parte o total de su origen griego o latino. Hace 3 años que dejé de dar latín y griego en el Bachiller, pero no creo que jamás deje de pensar en el origen etimológico de las palabras, consiguiendo así significados más profundos. El último así que recuerdo es el de Santander, que no es más que San Andrés (Sant Ander, Ander-Andrés, San Andrés...) [este era fácil, pero hay que darse cuenta uno solito...]

Luego están los descubrimientos que uno no hace por lógica, sino por experiencia previa. El último, una predicción cumplida casi en su totalidad el pasado viernes 11 de agosto, a las 12 de la noche, es decir, sábado 12 ya. Fuegos artificiales que dan comienzo a la Feria de Málaga 2006. Horas antes, hablando con un amigo por msn me dijo que le aburría un poco la noche de los fuegos, que siempre era igual. Y es verdad, siempre es igual, y yo empecé a relatarle con tópicas frases lo que es una noche de fuegos viéndolos desde la playa. En primer lugar mucha, muchísima gente (esto es Málaga y encima en vacaciones), en la playa y el paseo marítimo, casi no se puede pasear. Son las 12 menos algo y sigue llegando gente, que tranquila ella va porque siempre a las 12 en punto no empiezan. Y empiezas a escuchar la sincronización de los relojes de la gente: “pues yo tengo ya las 12/pues en mi reloj no/pues en el mío son las 12 y tres/yo es como lo llevo adelantao…”. Comienzan los fuegos y todo el mundo señala el sitio de donde vienen, y sí… empezaron…primeros “ooooh/aaaah/oooh/qué bonito!”. Alguien perteneciente a un grupo de amigos que están en una barbacoa particular en mitad de la playa grita “plato!!” y sus amigos se ríen mientras los demás miran como él se ríe de sus tonterías; otra persona, a los pocos minutos de empezar se hace la experta y dice esa gran frase de “debería soplar un poco el viento…” dejándola así sin acabar para ver si alguien (sus hijos pequeños, sus amigos que han venido de fuera y deben ser idiotas) pregunta el por qué de que debería soplar el viento. Señor, todos sabemos que debería soplar para quitar la nube de humo y poder ver mejor los fuegos, tranquilo. A los 15 minutos la gente empieza a preguntar “no están durando mucho este año?”, porque seguro que antes, en mitad ha dicho o pensado que lo que escuchaba era ya la traca final. Y acaba, por supuesto que acaba con un “este año han sido más cortos” seguida de alguna crítica a los políticos del tipo a ver si gastan menos en fuegos y más en los servicios para la gente y tal.

No critico a los que dicen los tópicos, simplemente digo que siempre son los mismos… incluso los míos, porque me encanta decir “uno… dos… y tres” con los tres últimos petardos que se lanzan y suenan con un cierto tiempo entre ellos, un chin-pún petardil.
A mi amigo no le gusta la noche de los fuegos, a mí, aunque tópica, me gusta mucho.

Pues nada, otro año feria y otro año un poco más viejo. Ha sido todo casi igual , pero seguro que jamás olvido este verano. A saber, dos puntos.

1 comentario:

Pablo G. dijo...

Gracias por la parte que me toca