domingo, noviembre 12, 2006

Trazos de genios

La caricaturilla que acompaña a este post la ha hecho mi tocayo Fran, compañero de curro en las prácticas de empresa, aunque estamos en turnos distintos ahora. Cogió un post-it y con 4 miraditas hacia mí, en un plis-plas “me dibujo”. Y muy bien, la verdad, aunque dijera que podría mejorarlo si lo hiciera con más tiempo. Me lo creo, porque los dibujitos que hace el tío y que tiene allí en un folio tienen su calidad, sobre todo en resaltar los detalles: arrugas, sombras… Además, salgo mucho mejor que en casi todas las fotografías...

Siempre lo hago y siempre lo haré: sorprenderme y admirar a los que saben dibujar. Coger un lápiz, un bolígrafo y con trazos seguros, rápidos y directos, son capaces de plasmar en papel personas, animales o cosas [me acuerdo de las clases de lengua y los complementos directos] lleno de simples detallitos que hacen elevar el realismo de la representación. Yo no sé dibujar, soy nulo para ello [si hiciera una lista de todas las cosas para lo que soy nulo, sería mi mayor enemigo].
Ya sea como caricatura o como realismo puro y duro; se trata de lo mismo. Es fascinante pensar qué estarán viendo esa gente en su mente para hacer esos dibujos, ya digo, sin vacilaciones. Me remito al capítulo de los Simpsons en el que Jenny decía: “Todo el mundo puede equivocarse, para eso los lápices vienen con una goma en el extremo”. De los que me refiero yo aquellos que no necesitan esa goma al otro extremo.
Tampoco voy a seguir porque como no sé dibujar y no entiendo de arte, tampoco sé explicar con buenas palabras los procesos y los términos que pueden definirlos. Veo esos dibujos, me sorprendo y admiro esa capacidad de los autores.


La verdad que conozco a muchos que dibujan muy bien, sin contar a mi hermano que es delineante, claro. He visto, por televisión y en vídeos a muchos artistas que hacen dibujos paisajísticos complejos, ilustraciones con mucha carga de elementos y con muchísimos detalles. Pero nunca he visto nada igual a lo que hace Stephen Wiltshire, un hombre de 32 años, autista, que es considerado uno de los máximos artistas británicos”. Descubrí a Wiltshire a través del blog de ‘Ya está el listo que todo lo sabe’, uno de mis “blogs de visita y lectura diaria obligatoria”. Lo recomiendo.

Stephen Wiltshire fue un prodigio desde que empezó a dibujar a los cinco años. Su historia y parte de su trabajo viene muy bien en su página Web, que recomiendo visitar cuando uno tenga bastante tiempo libre, porque cuando pinches por primera vez en la galería de dibujos, no podrás parar de ver los 144 dibujos que se ofrecen. Son fantásticos por sí solos y tienen un nivel de detalle que ni Google Earth.
Pero lo más extraordinario es que Stephen no necesita estar delante de lo que va a dibujar mientras lo hace, ni tampoco estar horas observando el paisaje, edificio o las calles para luego dibujarlas: con un único vistazo de lo que va a dibujar es suficiente para que su mente su cerebro lo grabe y lo reproduzca como si una fotografía se tratara.
Es tan increíble que, hasta en el vídeo donde le podemos ver realizando un dibujo de la ciudad de Roma (vídeo Youtube 5min 17seg), es imposible no dudar de si lo que vemos es o no posible. También se puede ver a Wiltshire dibujando una panorámica de 360 grados de la ciudad de Tokyo (vídeo Youtube 7min 21seg) durante 7 días, basándose únicamente en su memoria.


Buscando información sobre Stephen, salen cosas como “la cámara humana” o “el Rain Man de la panorámica”, pero también he encontrado que este genio sufre el “Síndrome del Sabio” (Savant Síndrome), por lo que podría ‘encuadrarse’ dentro de los “idiot savant” (sabio idota). Estos individuos sobresalen sobre la media en capacidades como el cálculo, la memoria, la música, etc. Sin embargo, otras de sus capacidades sociales, cognitivas e intelectuales están por debajo de la media. Son sabios autistas, personas que quizás tengan problemas para relacionarse pero que son capaces de realizar actividades sorprendentes (Pixel y Dixel).

Es un topicazo, pero hay que decirlo: el cerebro humano es aún un mundo desconocido y su funcionamiento es uno de los mayores misterios de la vida. Cada día vemos, sabemos y comprobamos que hay personas con capacidades extraordinarias y fuera de lo común, pero restando el resto de capacidades “normales”. Superdotados, autistas, personas que son capaces de saber en qué día de la semana es cualquier día de cualquier año pasado, presente o futuro; personas que memorizan miles de decimales del número ‘pi’ o recordar las posiciones exactas y características de cientos de objetos dentro de una sala… Hace poco leí que es un mito aquello que usamos solamente el 10 por ciento de nuestro cerebro, pero lo que sí está claro es que no somos capaces de momento de utilizar todas las capacidades cerebrales a la vez, y que queda mucho por estudiar y por saber qué produce el desarrollo de unas y otras capacidades. Cualquier día, un equipo de científicos, médicos o quien sea, descubrirán algún producto o técnica para estimular o desarrollar el cerebro hasta límites que hoy por hoy son inimaginables. Y no hablo de superpoderes.



N.P.B. (nota a pie de blog): El post-it pone "Fran Guapo", no porque lo sea [que sí], sino que viene de "Fran El Guapo" (se le olvidó poner el "el") que me distingue a mí de "Fran El Nuevo". El 'sobrenombre' me lo puse yo [quién iba a ser si no] en un correo que escribí a mis compañeros becarios de curro. Y "Fran El Nuevo" viene, evidentemente, de que entró en la empresa después de mí, y la jefa, cuando mandaba alguna tarea o decía que algo lo hiciera Fran, preguntábamos... Fran?, qué Fran? y ella respondía, Fran El Nuevo.
Además de "Fran El Nuevo" y "Fran El Guapo", mis otras dos compañeras de tarde son "Esther con h" y Silvia/María/Susana/Laura/... depende del nombre que se le ocurra al otro compañero, este programador, que se hace llamar ICO... Qué gran turno!




1 comentario:

Sr. Calavera dijo...

Tener un mote es algo muy importante.
No he conocido a nadie que no lo tenga y sea feliz o esté cuerdo. Incluso una vez conocí a un tipo que nunca tuvo mote y acabó haciéndose banquero. Como puedes ver, ¡la falta de un sobrenombre jocoso puede llevar a la perdición de las futuras generaciones! Si no quieres que tu hijo sea abogado, banquero o incluso político vete pensando como le vas a llamar cuando te canses de su nombre ;)

un saludo!