jueves, mayo 15, 2008

La Novena sinfonía de Zidane

Hoy, 15 de mayo de 2008, se cumplen 6 años de lo que ocurrió la noche que se refleja en el siguiente vídeo:

Seis años y parece que fue ayer. También en un par de días se cumplen cinco años de mi visita a Madrid en la que gracias a mi amigo Pablo pude ver un partido del Real Madrid y de Zinedine Zidane. En mi memoria guardo algunas imágenes de ese partido, entre ellas las carreras y desmarques de Raúl durante todo el partido y, sobre todo, la sensación de auténtica alegría de ver jugar a Zidane. No hacía nada especial salvo arte con el balón.

Hoy he visto en el 'Tomate de los Deportes', aka Deportes Cuatro·, un vídeo sobre algunas de las mejores jugadas y detalles que Ronaldinho ha dejado como jugador del Barcelona. Impresionantes todas, sí. Pero cada vez que le veo no puedo dejar de acordarme de Zidane al tiempo que veo que Ronaldinho golpea a la pelota para hacer sus regates y sus controles; usa la pelota como un objeto sobre el cual domina. Sin embargo, Zidane trataba a la pelota con ternura, mimándola y cuidándola, como si fuera de porcelana y no quisiera romperla. En cada control, en cada regate, en cada pase de dos, tres, cinco o cuarenta metros podía verse. Era auténtico cariño el que profesaba sobre el balón, como si le estuviera siempre agradeciendo lo feliz que esa cosa redonda le ha hecho ser desde pequeño.

Me recuerda a Oliver y Benji (Tsubasa para los modernos) cuando Oliver habla de el balón como su mejor amigo, de cómo hay que tratarlo y de que si lo haces así, él se comportará contigo y hará lo que le pidas. Zidane debía ser así de pequeño. Incluso estoy seguro que hablaba con el balón siendo niño y que alguna que otras palabra le habrá dicho en voz baja antes de disputar importantes partidos siendo ya jugador profesional.

Incluso en el disparo a puerta, donde la mayoría de los jugadores fusilan el balón, lo violentan y le pegan sin piedad, Zidane seguro que chutaba pidiéndole a la bola que fuera hacia gol e hiciera feliz a los miles de aficionados que seguían el partido, como hacía Oliver, impulsando la pelota como una parte más de su cuerpo, con su fuerza.


"Es una relación amorosa, porque el balón es suyo, le pertenece, lo entrega. Es un mutuo intercambio permanente: su pie, su caricia, su pie derecho, su pie izquierdo, su cuerpo cimbreándose. Zidane hechiza al balón ..." Roger Lemerre



1 comentario:

Sergio dijo...

Si señor, uno de los mejores goles que he visto en mi vida

genial zidenine