Mi casa bastante más vacía desde el miércoles por la tarde, se ha ido un miembro de la familia. La noche del miércoles y el jueves, con lo sucedido en la cabeza, uno trataba de no mirar hacia su sitio donde dormía, bajo la mesa de la cocina, y hacer "vida normal" esquivando pensamientos sobre ella, como queriendo olvidar. Pero cuando pasa algo más el tiempo y actúas de verdad con normalidad, te das cuenta de que falta algo que ha formado parte de tu vida tanto tiempo. No se trata de echar de menos los juegos o recuerdos concretos, se trata de acciones tan comunes y diarias como llenarle su cuenco de agua, algo que hacía siempre abriendo primero el grifo de la cocina y poniendo el dedo para ver si el agua caía caliente o fría antes de llenar el vaso. Se trata de ir a la cocina y prepararte el desayuno y escucharla respirar mientras duerme y verla acurrucada en invierno y tumbada a lo largo en verano. Se trata de estar comiendo en el salón y tenerla pegada a tus pies, esperando que alguien le de algo de comer y llorando para intentar darnos pena, -como si no comiera a diario dos veces- y decirle que no le íbamos a dar nada mientras comíamos. Se trata de estar cenando o tomando algo de comer y darle un trocito sin que nadie te vea por debajo de la mesa. Se trata de esa visita que cada tarde me hacía a mi cuarto, abriendo la puerta, aprovechando que no tenía pestillo, y viniendo contenta a subirse a dos patas a mis rodillas para que la acariciara unos momentos y luego irse igual de contenta para su mantita. Se trata de llegar de la calle y antes de cerrar la puerta asomarse a ver si está en su sitio, pero ya no está ahí, por mucho que uno siga asomándose.
El hombre es un animal de costumbres y yo no me acostumbro a no verla, a no poder acariciarla antes de salir de casa, a pensar que no está ahí. Igual suena mal, pero es la primera vez que se me muere un ser querido de verdad.
Pensaba hacer un "mini resumen" del año 2007, después de que mi amigo Antonio, como cada año, me pregunte qué nota le pongo al que termina. Creo que a las tres veces anteriores les habría respondí que un notable o, por lo menos, un aprobado, teniendo en cuenta mi manía de ver siempre el lado positivo de las cosas y el provecho que se pueda sacar de algo malo. Teniendo en cuenta que acabé mi carrera y en julio me licencié, que he pasado un gran año rodeado de amigos de la "universidad", "de las prácticas" y los de "siempre" con lo que hemos estado dos fines de semana de casa rural, de nuevos amigos y compañeros con los que siempre apetece quedar a tomar algo una tarde o una noche cualquiera, que la salud me ha respetado en buena medida, que he aprendido de las cosas buenas y espero que de las malas también... podría decir que este 2007 no ha sido malo, un notable. Pero los dos últimos meses han dejado un fin de año nefasto, en el que han pasado cosas que en cierto modo no pueden evitarse, desde la noche de Halloween hasta el miércoles pasado, y otras que quizás habría tenido que actuar de forma distinta para ahorrarme algún disgusto personal más, y que en conjunto te hacen imposible aprobar este año.
Así que lo más que puedo hacer es desear un 2008 mucho mejor, un nuevo año al que, verdaderamente, le tengo puesta algunas esperanzas, con expectativas personales y profesionales a las que les tengo ganas e ilusión. Porque, como le decía a Antonio, si no esperamos nada del próximo año, de qué nos sirve seguir por aquí. Aún nos quedan muchas cosas que aprender y que pasar. Nos queda mucho por vivir.
Feliz año nuevo.